Capítulo 56

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-Cielo, despierta-sus cálidos labios recorren mi mandíbula, abro mis ojos lentamente para quedar deslumbrada, como siempre, por la belleza de Diego .

-Hola bebé-digo perezosa, mis huesos truenas por estirarme cual gato después de la siesta.

-Levanta ese hermoso trasero de la cama-me da una pequeña palmadadebemos volver a nuestras casas-hace una mueca.

Debo decir que la decisión que tomo Diego , de no poder venirnos a vivir aquí hasta que nos casemos, es demasiado drástica. ¡Tendremos que esperar dos años! Bueno, no necesariamente dos, pero es lo que él dijo. Además dio la lata toda la charla diciendo que no podría recogerme después de la escuela y no quería que tomara el autobús hasta acá, y blah blah blah. Aparte tenemos su casa, y tengo a mi madre al lado, ya ven, soy una nena de mama.

-Está bien-me levanto quejumbrosamente para ir en dirección al baño.

-Lodovica -mi hermana salta a mis brazos en el instante en que abro la puerta de mi casa.

-Preciosa- la apego fuerte a mi pecho- ¿Cómo estás?

-Te extrañé-besa toda mi cara mientras me aprieta las mejillas- No te vuelvas a llevar a mi hermana-se dirige acusadoramente hacia Diego .

-Está bien pequeña fiera, no te enojes-él levanta las manos en señal de rendición- ven a darme un gran abrazo-la muy pilla se suelta de mi agarre, y soltando una risilla se va hacia sus brazos.

-Que fácil-resoplo, ella se cuelga del cuello de Diego y recuesta su cabeza en el hueco del cuello de él.

Voy directo hacia la cocina en busca de mi madre, pero no hay nadie.

Entonces me asomo por la ventana para ver la charlando animadamente con Samuel, quien está cocinando algo en la parrilla. Salgo hacia el patio, apenas ella me ve una sonrisa se ensancha en sus labios.

-¡Hija!-viene hacia mis brazos y me abraza- ¿Cómo estás? ¿Lo pasaste bien?

-Bien madre, Diego fue todo un amor-le digo, ella toma mis manos entre las suyas y las acaricia, se detiene un momento para mirar el anillo en mi dedo anular, su boca se abre con sorpresa.

-Oh mi dios-chilla- ¡sabía que lo haría!-gritamos las dos juntas por la emoción- Samuel mira-él se acerca, primero me da un abrazo y besa mi frente para mirar mi mano, frunce su ceño.

-Lodovica -me mira- felicidades, pero ¿no estás muy joven pequeña?

-Hay Sam, no seas abuelo-mi mamá le dice haciéndonos reír.

-Lo sé-lo miro, lo abrazo tímidamente, él se ha convertido en una gran figura paterna para mí en estos meses- Pero no te preocupes, vamos a esperar-lo tranquilizo, el sonríe.

Atrae a mi madre hasta sus brazos, y nos abrazamos los tres- Tu madre no dejaba de preguntarse por ti-dice, río al ver las mejillas sonrojadas de mamá.

-¿Cómo es que yo no soy parte de este abrazo familiar?- Diego se acerca a nosotros con Jess aún en brazos.

-Haz casado a mi pequeña hija ¿no?-mi madre lo mira, él se paraliza un momento, pero luego mi madre le devuelve el aliento cuando lo abraza cariñosamente, el suspira- Tienen mi bendición-ella besa su frente maternalmente.

-Bien, entonces ¿Qué esperamos para celebrar?-Samuel sonríe.

Diego mira indecisamente su armario, se muerde el labio sensualmente mientras que su ceño esta ligeramente fruncido. Suspira, lo miro por encima de mi libro.

-¿Qué pasa bebé?-dejo el libro ahora en mi regazo.

-No sé qué debo ponerme mañana-su cara me enternece, me río un poco de él.

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora