Capítulo 8

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*Narra Cindy*

La luz se filtra por las rajas de las ventanas tapiadas. Me froto los ojos con las manos perezosamente y miro a Sergey. Está dormido en una pose muy rara. Suelto una risita infantil y me levanto del sofá. Tomo ropa que encuentro y me visto. El resto la guardo en la mochila. Voy a la cocina y avisto leche y algo de cereales. Bien, algo que comer. Sirvo dos tazones y vuelvo al comedor. Si queremos llegar hoy a casa de mis padres tenemos que ponernos en camino ya.

-Ey, Sergey-susurro mientras sacudo su brazo derecho despacio-si quieres venir conmigo ya puedes despertarte.

Sergey abre los ojos y me mira confuso.

-¿Ya nos vamos a ir?

-Sí-cruzo los brazos y lo miro con el ceño fruncido para parecer enfadada-Ten-le doy un bol con cereales-come, te hará falta.

El desayuno transcurre en silencio, sólo se oye el crujido de los cereales al ser triturados por nuestros dientes. Terminamos de desayunar y llevo los boles a la cocina. Aprovecho para asomarme por la ventana y veo unos cinco infectados rondando por la calle en busca de algo que morder.

Hacemos revisión de la casa y metemos lo que creemos conveniente en las mochilas. El deseo de ver a mi familia me mantiene con fuerzas para continuar.

Abrimos la puerta de la casa con cuidado y empezamos a correr hacia el furgón. Un infectado viene hacia nosotros y yo, con toda la rapidez del mundo, ocupo el sitio del conductor, pongo en marcha el motor mientras Sergey se sube en el asiento de copiloto y atropello al dando lugar a una lluvia de sangre en el cristal delantero. Activo el limpiaparabrisas y nos ponemos en camino.

Las dos horas que me separan de mi hogar se me hacen eternas. Cuando avisto la casa de mis padres a lo lejos parece un milagro.

-Es esa-señalo la casa para que Sergey la vea.

-Es muy bonita-sonríe.

-Sí-sonrío-la pintó hace poco mi padre-una lágrima de emoción asoma por mi mejilla.

Paro el coche al lado del portal y salimos. Parece que no hay nadie cerca. Estoy a diez pasos de la puerta y empiezo a correr. Palpo en los bolsillos de mi mochila y doy con las llaves. Las adornan un llavero con una mini foto de mis padres y mi hermano. Giro la llave y abro la puerta despacio. Cierro los ojos y rezo para no llevarme ninguna sorpresa desagradable.

-¿Mamá? ¿Papá?-miro alrededor-¿Andy?-Nada. No hay signos de violencia. Parece que no ha pasado nada.

-Quizá fueron desalojados a un sitio seguro-Sergey se pone a mi altura.

-No, conozco a mi madre, si les hubieran desalojado ella me habría dejado una nota porque sabría que vendría a casa-escudriño la parte de abajo pero no encuentro nada.

De repente, oímos un ruido procedente de la parte de arriba y, rápidamente, subo las escaleras.

-Cindy espera, puede ser peligroso-Sergey me sigue apresurado.

Veo la puerta del cuarto de mis padres y me decido a entrar, pero no veo a nadie. Vuelvo a oír el ruido, y esta vez sé de dónde viene exactamente: el cuarto de Andy. Camino pausadamente y toco el pomo de la puerta. Está entreabierta. La abro del todo y descubro una figurita pequeña al fondo de la estancia, está de espaldas y temblando. Me acerco a ella.

-¿Andy?-tartamudeo entre sollozos-¿Eres tú? Soy Cindy.

La figura va girando hasta que consigo verle la cara. Es Andy, no hay duda. Su tez está pálida y apenas puedo ver sus pequitas en las mejillas. El rojo de sus ojos le delata.

TWD: A NEW HOPE IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora