Capítulo 9

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*Narra Cindy*

Abro los ojos. Apenas veo nada. Todo oscuridad. Me mareo. Mi vista se va acostumbrando a la oscuridad y puedo ver con un poco más de claridad. Veo a Sergey, a tres palmos de mí. ¿Está dormido? ¿Qué está pasando?

-Sergey…-susurro. Intento acercar mi mano a su cara pero no puedo. Me las han atado. No. No puede ser. Forcejeo con la cuerda pero está muy fuerte.

-Sergey, despierta por favor-observo su cabeza y veo que tiene unas gotas de sangre por su sien derecha. Alguien le ha golpeado. Dios mío.

-Sergey…por favor…-suspiro.

De repente veo cómo va abriendo los ojos y me mira.

-¿Estás bien?-parece asustado-¿Te duele algo?

-No…estoy bien. ¿Qué te ha pasado?

Me mira confuso.

-Llevas sangre en la sien Sergey…

-Escucha Cindy. Estos cabrones no sé qué cojones quieren de nosotros, pero en cuanto abran en maletero, quiero que le des una patada a uno y yo se la daré al otro. Y luego, quiero que corras, como nunca has corrido en tu vida ¿De acuerdo?

Yo solo puedo asentir. Me estoy empezando a asustar.

-Ey, recuerda el juramento. Siempre vamos a estar juntos ¿vale? No te voy a dejar sola.

Asiento e intento sonreír, aunque no creo que él vea una sonrisa.

Cuando el coche para no consigo pensar cuánto rato hemos estado metidos en el maletero. Oigo voces que se acercan al maletero. Miro a Sergey. Me está mirando. Asentimos.

Alguien abre el maletero y salimos disparados lanzando patadas. Corremos. Mi pierna se resiente y Sergey me lleva distancia.

-Cindy, ¡corre!-mira hacia atrás.

-Lo intento-no puedo respirar. Y la pierna no puede dar más de sí. Me caigo. Sergey se gira y me ve en el suelo.

-¡Déjala en paz!-no sé a quién se lo dice. De repente noto una presión en mis hombros y tiran de mí hacia arriba.

-Levanta muñequita-su voz es tosca. Me pone enfrentada a él. Su rostro es bruto. No debe pasar de los 40. Me sonríe bruscamente y me aprieta hacia él.

-¡Suéltala!

Me giro y veo a Sergey corriendo hacia nosotros, cuando dos hombres más salen de la nada y lo agarran uno de cada lado.

-Me llamo Joe preciosa ¿cómo te llamas?-le huele el aliento a tabaco y alcohol. Le miro repugnada. Guardo silencio-¿Qué pasa? ¿Eres mudita? Bien, ya sé qué hacer para que las chicas mudas como tú hablen. Me coge del culo y yo, le escupo en la cara. Me da asco.- Maldita perra-me da una bofetada y caigo al suelo. Me levanta como un muñeco, coge del cuello y aprieta.

-Para…-logro decir-me…haces…daño-gruño.

Joe sonríe y yo solo puedo empequeñecerme. Me quiero morir.

Miro a Sergey. Está forcejeando como un animal. Pero ellos son dos, y son muy fuertes. Él me mira. Empiezo a llorar. Veo que mueve sus labios articulando algo “no llores, todo va a ir bien”. Una lágrima se desliza por mi mejilla.

Nos llevan a una casucha vieja. Entramos y meten a Sergey en una jaula. Cierran con llave. Joe me aferra con fuerza y no puedo zafarme.  El hombre que se hacía llamar Henry parece el jefe. Son cuatro gorilas.

-La chica va a estar en la jaula del fondo, separada del chico. Lleva una herida en la pierna, puede que le hayan mordido.

Forcejeo, pero Joe obediente me conduce a la otra jaula, en una esquina de la sala. Me encierra y se guarda la llave. Empiezo a temblar. Y cierro los ojos rezando por la vida de Sergey y mía.

TWD: A NEW HOPE IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora