Capítulo 13

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*Narra Sergey*

La luz del sol incide en mis ojos y contemplo la mugrienta habitación del motel. Me desperezo y me levanto de la cama. Cindy duerme plácidamente en la cama de al lado. Abro la ventana y observo el paisaje. Un infectado avanza por la carretera sin rumbo. Dos pasos atrás otros cinco en manada le siguen. No parece que predominen mucho por esta zona. Hace calor y el día es soleado. Vuelvo a mirar al interior. Dejo la ventana abierta para ventilar y mientras abro la puerta veo que Cindy empieza a abrir los ojos. Me ve y me sonríe.

-Buenos días-dice lo más animada posible.

-Buenos días-le correspondo divertido.

Bajamos al comedor del motel y asaltamos la despensa. Lo que no acaba en nuestro estómago acaba en nuestras mochilas, para el camino. Todo sirve.

Satisfecha el hambre nos sentamos en las escaleras que dan a las habitaciones pares y discutimos qué vamos a hacer.

-Propongo ir a ese sitio-digo seguro y confiado mientras extiendo el panfleto.

-No sé Sergey…no me da buena espina… ¿y si es una trampa? No quiero pasar por lo mismo…-mira al suelo y fija su mirada en la moqueta desfasada de moda.

-Hay que tener fe Cindy. Puede que esta vez la jugada nos salga bien-le sonrío. Ella asiente lentamente y se pone en pie.

-Vamos allá pues. Si hay un refugio seguro quiero llegar cuanto antes.

Cogemos las mochilas y provisiones y salimos hacia el furgón. Recogemos las últimas pertenencias que había dentro de la camioneta y reanudamos nuestra caminata a Dios sabe dónde. Sé que hay un refugio. Tengo la corazonada. Encontraremos un lugar para vivir y experimentaremos un poco de felicidad.

No llevamos ni dos horas caminando por la carretera cuando se nos cruza un grupo de infectados. Sacamos las armas y los matamos. Lo hacemos automáticamente, como si lleváramos media vida haciéndolo. Avistamos la carretera y observamos que está cortada por una pila de automóviles y camiones. Decidimos dar un rodeo y nos adentramos en el bosque.

Por mucho que miramos a todos los sitios no encontramos atisbos ni señales de vida. Oímos ruidos de los cadáveres andantes y algún animal. Pero nada más. Esto me inquieta.

De repente, escuchamos gritos de improvisto y gruñidos. Nos miramos y corremos hacia los ruidos desgarradores. El panorama que encontramos es desolador. Un grupo de infectados está rodeando a unos humanos. Uno de los infectados ha mordido en el hombro a un hombre mientras otro se abalanza contra una mujer. Inconscientemente corremos a ayudar pero ya es tarde. Un hombre está sentado en el suelo. De su cuello brota sangre. Le han mordido.

-Por favor-ruega-ayudadme. No me matéis. Necesito ayuda.

El hombre parece desesperado. Cindy niega y saca su cuchillo.

-Le han mordido-me susurra-es un peligro. Debemos matarlo.

Obvio el comentario de Cindy. Quiero ayudar a ese pobre hombre.

-Tranquilo-le tiendo mi mano-no le haremos daño. Le vamos a ayudar.

No hago más que ponerlo en pie cuando Cindy se abalanza sobre él por la espalda, cuchillo en mano y le atraviesa el cráneo. Yo contemplo asustado y lleno de sorpresa. El cuerpo del hombre cae fulminado.

-¿Qué cojones has hecho?- Grito- Quería ayudarle-me empiezo a enfadar.

-¿Cómo? No había opción. Le habían mordido. Estaba muerto, era cuestión de tiempo Sergey-ella también empieza a gritar- No había opción-dice en voz baja-vámonos de aquí, no quiero ser comida de infectados cuando despierten.

Asiento algo mosqueado y seguimos con nuestra caminata hacia ninguna parte.

Cuando ya está empezando a anochecer observamos luces de un coche.

-Cindy-susurro-ven aquí.

Ella llega a mi altura y observamos. Hay personas dentro. Cindy y yo nos miramos y yo me decido a salir al paso del coche. Me sitúo en su recorrido y las luces de los faros me ciegan. Tengo que cerrar los ojos.

-¿Qué hacéis aquí? ¿Quiénes sois?

Recupero la visión y observo como un hombre sale del coche acompañado de un crío de… ¿doce años? Se van acercando hacia mí cuando noto que alguien me agarra del brazo fuerte. Cindy se ha puesto a mi lado y miramos desafiantes a los extraños individuos. Cuando están a apenas cuatro pasos puedo ver con claridad. El hombre no pasaría de los 40. Moreno y de ojos azules. Barba de cuatro días y cara que muestra desconfianza. El chico que lo acompaña parece tener 12 años. Es moreno como el hombre y de ojos azules, apuesto a que son padre e hijo. El chico nos mira desafiante y levanta el arma contra nosotros. Yo me pongo delante para tapar a Cindy.

-Carl-dice el hombre-baja el arma.

El niño suelta un bufido y se toma varios segundos hasta que decide hacer caso.

-Me llamo Rick. Rick Grimes. Y éste-señala al niño-es mi hijo Carl. No vamos a haceros daño. ¿Cuáles son vuestros nombres?

Me giro hacia Cindy, que me mira asustada. Vuelvo a mirar a Rick y decido pronunciarme.

-Sergey. Mi nombre es Sergey-Rick me mira y pasa su mirada interrogante a Cindy.

-Cindy-dice seca. La voz la delata. Está asustada.

El tal Rick afirma y vuelve a preguntar.

-¿Qué hacéis por aquí? ¿No tenéis campamento?-su mirada nos escudriña con insistencia.

-No-logro decir.-Estamos solos. Vamos en busca de un refugio-saco el panfleto de mi bolsillo-éste.

Rick mira el panfleto y niega.

-No existe tal refugio.

Esas cuatro palabras son la estocada final que acaba con mi esperanza. Noto cómo la mano de Cindy empieza a temblar y le paso una mano por sus hombros.

-Verá. Tiene que estar. Si usted no lo ha visto no significa que no esté.

-Mira chaval-se acerca más a nosotros-mi grupo ha peinado esta zona en busca de un lugar y no hemos encontrado nada. Mi grupo vive en una prisión a pocos kilómetros de aquí. Es lo más parecido a un hogar que hemos encontrado.

Cindy y yo nos miramos. Ella tiene los ojos hinchados de tanto llorar. Miro a Rick.

-Gracias, de todas formas…

Reanudamos el paso cuando la voz de Rick sigue persistiendo.

-Por lo que veo no tenéis dónde ir. Podéis venir con nosotros. Si queréis, claro.

Nos detenemos en seco. Ir con ellos. Cindy empieza a negar muy nerviosa. ¿Y si son otros hijos de puta? ¿Y si nos hacen algo? Miro a Rick y camino hacia él.

-No sé si será buena idea…

-Oye-agarra mi brazo-nosotros no somos mala gente. Si lo fuéramos ya os hubiéramos disparado o amenazado con que subierais al coche. Piénsalo. No podéis seguir deambulando por el bosque. Es peligroso.

Rick me suelta y voy hacia Cindy.

-Parecen buenas personas-comienzo.

-No sé Sergey. Tengo miedo de que nos pase algo.

-Cindy-la agarro de los hombros-si seguimos vagando por la noche por el bosque corremos el riesgo de que los infectados originen una emboscada y no salgamos vivos de ella.

Cindy me mira. Mira a Rick y a Carl. Vuelve a mirarme. Agarra mis manos.

-Está bien. Confiemos en ellos.

Subimos al coche y Rick pone rumbo a la susodicha prisión. No sé por qué pero hay algo en mí que empieza a emocionarse.

TWD: A NEW HOPE IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora