Mentira

44 7 0
                                    


-Dios...Mello tenemos que hacer algo por dios, un médico, lo que sea llama a alguien.- Dije histérica.

-Melody no podemos llamar a un médico nosotros si no queremos que nos descubran...es que no te das cuenta.- Dijo de una forma en la que parecía que se contenía por no gritarme.- Todo esto ha sido por tu culpa, si no hubieras acogido a esa niña.

-¿Mi culpa? Solo quería ayudarla no íbamos a dejar a una pobre niña tirada en la calle como si se tratase de un cadáver...no tienes corazón ninguno Mello.

Mello bajó su vista hacia la mía, se agachó a mi altura y después me empujó haciendo que cayera al suelo, él se posicionó encima de mí y agarró mis muñecas.

-¡Sueltame asqueroso, cerdo, loco, estás loco!- Pataleé y Mello seguía asesinándome con la mirada. El miedo comenzó a inundarme a toda velocidad, sentía mucho frío, dejé de patalear y le miré asustada con la respiración agitada.

-Me sigues teniendo miedo a pesar de todo...¿crees que te voy a hacer algo?- Arqueó una ceja.

Simplemente seguía mirándole con la misma expresión de antes.- Melody...te quiero pero...hay veces que tienes que ser egoísta, aún no sabes sobrevivir en las calles, sin recurso alguno y con la policía pisandote los talones no puedes parar para salvar a una cría a la que no conoces, ¿lo entiendes?- Dijo con voz dulce y sobreprotectora.

-Yo...- Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y un sollozó se escapó de mis labios.- Solo quería ayudar...no me gusta ver a la gente sufrir...yo no estoy hecha para esto, quiero que acabe ya, estoy cansada.- Mello me soltó, agarró mi brazo y me acercó a su pecho bruscamente, rodeó mi cintura y posó su barbilla sobre mi cabeza.

-No estás sola, sé que no eres capaz de apañartelas aquí fuera, pero conmigo lo vas a conseguir, y...perdoname, he de admitir que he sido muy gilipollas contigo, pero me has enfadado...- Besó mi frente.- Te amo que lo sepas.

-Mello...- Le abracé con fuerza.- Gracias...- Le miré a los ojos, rodeé su cuello y le besé con ganas, este correspondió de la misma manera acariciando mi pelo lentamente y después bajando su mano a mi mejilla, rápidamente separó sus labios de los míos y me sonrió.

-Seguimos luego, tenemos que deshacernos ya de esta mocosa.- Besó mi cuello y lo lamió con lentitud y suavidad yo no pude evitar morderme el labio y cerrar mis ojos.

-Pues...si vas a parar hazlo ya...- Me estremecí y Mello paró.

-Era para dejarte con las ganas.- Me guiñó el ojo y se levantó, cargó a la niña en brazos.

-Eres increíble...- Dije con sarcasmo para después ponerme en pie.

-La dejaremos en frente del hospital y nos iremos a toda pastilla de allí.- Asentí y acaricié la cabeza de la pequeña.

Fuimos con cautela por la ciudad, más que fugitivos llevando a una niña inconsciente en brazos parecíamos una madre y un padre con su hija dormida, al menos eso es lo que creo que pensaba la gente ya que no nos daban importancia.

-Parecemos una parejita con su hija.- Le comenté a Mello con una sonrisa.

-¿Eso piensas?- Preguntó con burla y me sonrió con picardía.- ¿Te gustaría tener hijos?

-Bueno...si es contigo sí.- Mello me miró y besó mi mejilla.

-Algún día te daré lo que deseas.

Llegamos al hospital, por suerte era casi de noche y no había mucha gente fuera, Mello se acercó a la puerta y dejó a la niña cuidadosamente en el suelo.

Encadenados (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora