Muy cerca

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Me encontraba echa un ovillo en la cama con las sábanas cubriendo mi cuerpo, escuchaba el sonido del agua de la ducha chocar contra el empedrado suelo.

Sonreí inconscientemente al recordar la tarde que pasamos ayer, fue demasiado, era el primer hombre con el que hacia esas cosas y nunca pensé que fuera a ser con él, el chico al que tanto odiaba la primera vez que le vi.

Dejé de escuchar el agua y al rato Mihael salió, me giré un poco para verle, se acercaba con una toalla cubriendo sus partes y con otra sobre su pelo, me sonrió y gateó sobre la cama hasta estar cerca de mí, volví a mirar al frente aún con una pequeña sonrisa.

-¿Ya abrió los ojos la bella durmiente?- Comenzó a atacar mi cuello con besos y pequeñas mordidas que me causaron cosquilleos, comencé a reír e intenté apartarle pero no lo conseguí, me giró y se puso sobre mí, sujetó mis mejillas con delicadeza y dejó pequeños besos por mi frente hasta volver a bajar a mi cuello, entreabrí mis labios e hice lo mismo con mis ojos, acaricié su espalda lentamente.

-Eres un empalagoso.- Subí mi mano hasta su cabeza y quité la toalla que cubría su pelo.

Mihael dejó de prestar atención a mi cuello para mirarme con fijeza, su mirada lograba que me quedara totalmente pérdida como si estuviera un sueño.

-Eres tan hermosa.- Acarició mi mejilla con una mano y pasó sus dedos por mis labios.

Sonreí y quité su mano de mis labios para pisarla de nuevo en mi mejilla.

Observé como las gotas de agua resbalaban por su cuerpo, bajaban por su pecho hasta llegar a su abdomen, de su pelo caían pequeñas gotitas sobre las finas sábanas que me cubrían provocándome escalofríos.

Pasé mi mano por su brazo hasta llegar a su pelo, quite un húmedo mechón de su cara y le mostré una pequeña sonrisa.

-Y tú eres aún más guapo.

-Vaya, no pensé que te oiría decir eso de mí.- Curvó sus labios en una media sonrisa.

-Tampoco pensé que íbamos a hacer esto y aquí estamos.

-¿Te refieres a follar?

Noté mis mejillas arder por su comentario, miré a un lado y agarré más fuerte las sábanas.

-Tampoco digas eso, es una palabra un poco fuerte.

Mihael comenzó a reír y yo le miré con extrañeza.

-¿Qué te hace tanta gracia?

Mihael poco a poco dejó de reír para mirarme y negar con la cabeza.

-Que a pesar del tiempo que llevas siendo una criminal y las experiencias que has vivido sigue siendo tan inocente.- Cogió un mechón de mi pelo y lo acarició entre sus dedos.

Arqueé una ceja y borré la sonrisa de mi rostro, posé mi mano sobre la toalla que cubría sus partes y tiré de ella con fuerza sin dejar de mirarle a los ojos con cara de superioridad, en cuanto vi que se dio cuenta de mi travieso acto le mostré una divertida sonrisa.

-Eso no te hace ser más pervertida, ¿sabes?

-¿Ah no?- Posé mi mano sobre su miembro rápidamente haciendo que Mihael abriera sus ojos de par en par y me mirara con sorpresa.

-Eres inocente para lo que quieres, eres una bruja.- Se mordió el labio y no pude evitar reír y apartar mi mano de su miembro.

-Pero hay una cosa que quiero que sepas de mí princesa.

-¿Mh?- De repente Mihael quitó las finas sábanas de mi cuerpo di un pequeño grito por la sorpresa y al sentir su perversa mirada sobre cada centímetro de mi cuerpo me abracé a mi misma tapando mis pechos y crucé mis piernas.

Encadenados (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora