Encadenados (FINALIZADO)

Primer día en la cárcel

Después de ir al juzgado tratando de defender mi inocencia, me llevaron a la cárcel, antes de entrar me dieron la ropa que me debía poner, se trata de un mono de un color azul bastante desgastado y unas botas viejas.

-Entra en el baño y cambiate.- Dijo el enorme guardia abriendo la puerta del baño.

Obediente, hice lo que me pidió y una vez salí le di mi ropa con una mueca de disgusto, el gran gorila la cogió y la tiró a una caja de cartón.

Cogió mis manos, las puso en mi espalda y colocó unas esposas sobre mis muñecas.

-Andando.- Ordenó a la vez que me daba un ligero empujón.

Caminé cabizbaja escuchando las indicaciones que me daba aquel gorila que caminaba tras de mí.

No me puedo creer que haya caído tan bajo, que la desquiciada de Mary se haya salido con la suya así como así.

No podía hacerme esto, no podía estar en una cárcel rodeada de gente que ha cometido un montón de crímenes, soy como un ratoncito atrapado en una caja llena de víboras.

La única merecedora de estar aquí es ella....pero juro que saldré de aquí sea como sea y haré que la metan en la cárcel ¿cómo? no lo sé pero lo lograré.

-Es aquí.- Dijo el guardia agarrándome del brazo para que frenara, cogió una llave de su bolsillo.- Mello, vas a tener compañera de celda.- Dijo el guardia con un toque de diversión mientras abría la puerta.

El guardia no obtuvo respuesta y no logré ver al tal Mello debido a que estaría muy adentrado en la celda.

¿Mello? ¿Qué clase de nombre es ese?

Pero...eso es lo de menos, no quiero compartir celda con nadie, a saber si es un loco el que se encuentra ahí dentro....¿o si es un violador?

El guardia se colocó detrás de mí y abrió las cadenas liberando así mis manos.

-Entra.- Ordenó con una voz ronca.

Y eso hice, ese hombre daba miedo, a saber lo que me haría si no obedecía o si rechistaba.

Cerró la puerta de la celda con fuerza haciendo que me sobresaltase.

Enfoqué mi mirada hacia la oscuridad del interior de la celda intentando encontrar a mi compañero, pero no había ni rastro y tampoco me iba a acercar a comprobarlo, me senté en el suelo y me apoyé en las rejas que se clavaban en mi espalda, pero no quería separarme de la poca luz que había, además de que comencé a temblar un poco, esa persona que compartía celda conmigo debía de estar observandome.

-¿Tienes miedo?- Preguntó una voz proveniente de la oscuridad de la celda.

Me quedé totalmente congelada en el sitio manteniendo mi vista en mis pies.

-¿Vas ha hablar o qué?- Preguntó de nuevo con impaciencia.

-Eh...y-yoo...

La persona que se encontraba en la oscuridad al parecer se levantó ya que pude distinguir una silueta, agaché mi mirada rápidamente y abracé con más fuerza mis piernas.

Los pasos del preso se acercaban cada vez más hasta que pude ver sus botas, tragué saliba y poco a poco fui mirando hacia arriba hasta dar con su cara.

Es...un chico joven, parece que tiene mi edad, o si no, una aproximada, sus ojos son azules, un azul como el mío y se encontraban fijos en mí con seriedad, es rubio y su pelo...me recuerda a un peluquín y también es delgado pero estaba algo en forma ya que se notaban un poco los músculos de sus brazos.