Día antes de la boda

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Melody

-Mamá ya me he probado el vestido cientos de veces, ¿enserio quieres que me lo pruebe otra vez?- Dije con cansancio mientras hacía zaping en la tele.

Mi madre tenía el delicado y bello vestido que utilizó ella misma en su boda, mostraba una amplia sonrisa e insistía en que volviera a probarmelo de nuevo. Era algo pesada con el tema de la boda pero...supongo que es algo normal, su hija se va a casar.

-Yo quiero ver como le queda, no se lo he visto puesto.- Dijo Mihael saliendo de la cocina.

Mi madre puso rápidamente el vestido en su espalda y miró a Mihael con molestia.

-Da mala suerte ver el vestido de la novia y más aún si es puesto así que te esperas a mañana.

-Esas son supersticiones estúpidas, anda...dejame verla con el vestido puesto.- Se quejó Mihael.

-He dicho que no y es que no.

Mihael y yo cruzamos miradas, me encogí de hombros y le hice un gesto para que dejara de insistir.

-Vas a tener que esperar a mañana.

Mihael suspiró pesadamente, se acercó y se sentó justo a mi lado con desgana.

-Llevaré el vestido arriba...ya te lo volverás a probar en otro momento cariño.- Y dicho eso subió las escaleras intentando esconder el vestido para que Mihael no lo viera.

Mihael observó como mi madre se iba con algo de extrañeza y luego posó sus azulados ojos sobre los míos y acarició mi pelo.

-Con todo el respeto del mundo...tu madre está como una cabra.

Reí por su comentario ya que lo dijo con mucha seriedad y después deposité un beso en su mejilla.

-No se lo tengas en cuenta, está emocionada porque al fin me voy a casar.- Le apreté los mofletes y este arqueó una ceja.

-¿A qué viene tanto mimoseo?- En cuanto le solté me sonrió con picardía y yo le besé en la frente.

-¿No puedo hacerle carantoñas a mi futuro esposo?

-Me tengo que acostumbrar a eso de que somos marido y mujer y no novio y novia.- Se rascó la nuca.- Oh y muy pronto serás la señora Kheel.

Me sonrojé con tan solo pensarlo. "Señora Kheel" nunca pensé en ello, en que adoptaría el apellido de Mihael, sonreí un poco tímida y después me tapé la cara.

-Dios...voy a ser "señora" me estoy haciendo vieja.

Mihael rió y me atrajo a su pecho, besó mi cabeza, después alzó mi rostro y me llenó de besos y caricias, me entraban escalofríos de tan solo sentir sus cálidos labios rozar mi piel.

-Para mí nunca serás vieja, para mí siempre serás la chica más hermosa y dulce del mundo.

-Eres un pelota.- Le mordí el labio y después me miró entrecerrando los ojos como si me estuviera retando con la mirada.

-¿Ah sí? Vale...pues eres vieja, fea y un ogro.

-Oyeeee...- Reí a carcajadas y le di una pequeña colleja.- Tonto.

-¿Has visto como no soy un pelota?

Arrugué la nariz y le saqué la lengua, por su parte recibí risas, cogió mechones de mi pelo con delicadeza y los acarició entre las yemas de sus dedos.

Escuché como llamaban al timbre en ese preciso momento, me levanté del sofá dispuesta a ir a ver quien era pero mi madre se adelantó corriendo escaleras abajo hasta que llegó a la puerta principal, antes de abrirla vi como se colocaba el pelo y se alisaba la camiseta, abrió la puerta y no me sorprendí al ver que era Nick, ambos se abrazaron y miré a Mihael con una mueca de asco, me acerqué a él y me acurruqué en su pecho, soltó una pequeña risa cerca de mi oído.

Encadenados (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora