¿Me tienes miedo?

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-Melody, tienes que comer.- Dijo James extendiéndome un plato con una hamburguesa.

-No tengo hambre.

Llevaba días encerrada en la habitación donde dormía, aún no sabía nada de mi familia y tenía miedo de estar sola, pero por otra parte pensé en irme ya que no pinto nada al lado de estos chicos de los que no sé absolutamente nada.

-Tsk...haz lo que quieras.- Dejó el plato en la mesilla.- Yo no te pienso cuidar, que lo haga Mello, eres su problema.- Y dicho eso salió dando un portazo.

Cubrí todo mi cuerpo con las sábanas y cerré mis ojos, se me vino a la mente el día en que mis padres nos llevaron a Mary y a mí a la nieve, fue poco antes de darme cuenta de como era mi hermana en realidad.

Al recordarla, el cadáver de mi padre apareció como un flash back en mi mente, no pude evitar llorar ante ese recuerdo.

De repente el sonido de la puerta abriéndose resonó por toda la habitación, pero lo ignoré y seguí centrada en cada uno de mis pensamientos.

-Princesa.- Vi como la poca luz que entraba por la ventana cubría parte de mi rostro debido a que Mello me quitó las sábanas de encima.- ¿Vas a dejar de hundirte en tu propia mierda o vas a hacer algo?- No obtuvo respuesta por mi parte, simplemente me limité a secar mis lágrimas y a tratar de tranquilizarme, no quería derrumbarme ante sus ojos, no me gustaba.

Mello suspiró y se sentó a mi lado apoyándose en el respaldo de la cama, en cuanto hizo eso le di la espalda y me mordí el labio con fuerza para retener mis sollozos.

-Llorar...¿esa es tu solución? Con derramar unas lágrimas no vas a conseguir lo que más deseas en este mundo princesa.

-¿Vas de filósofo o qué?- Dije con desgana.

-Voy de que quiero ayudarte, manten la cabeza en alto y separate de esta cama, ¿de verdad tienes tantas ganas de volver?

-Sí.- Respondí después de unos largos segundos de silencio.

-Pues no lo parece.- Mordí mi labio más fuerte lo que provocó que saliera un poco de sangre.

Me senté, me giré y le miré con odio y con mi vista nublada por las lágrimas.

-No sabes nada, así que callate.- Mis puños comenzaron a temblar e intenté sostenerle la mirada pero odiaba aquellos azulados ojos que me observaban con frialdad, tenían un efecto sobre mí que era...dominante.

-Sé lo que es estar solo mejor que tú, sé lo que es vivir sin el amor de una familia, tú tampoco sabes nada.- Dijo con tranquilidad y con su rostro altivo, su mirada estaba mas fría que de costumbre lo que me provocó un escalofrío.- Te aconsejo que dejes a tu familia en paz, no les volverás a ver.- Mis ojos se abrieron de par en par y tragué saliba.

-Tú.....¡Y tú que sabes!

-¿Por qué querrían volver a encontrarse con alguien que ha cometido un delito? Te tienen miedo, aceptalo y deja de comportarte como un tonta.- Un sollozó se escapó de mis labios, no pude aguantar mucho más y cubrí mi rostro con mis manos, comencé a llorar a la vez que temblaba. Oí un suspiro proveniente de Mello, este rodeó mi cuerpo y me acercó a él envolviéndome en un abrazo cálido y reconfortante.

-Sueltame...- Intenté empujarle pero eso solo hizo que él me sujetara con más fuerza.

-Mirame.

-No quiero mirarte.- Sollocé.

-Mirame...- Repitió acompañado de un suspiro de cansancio.

Al final alcé mi rostro y le miré a los ojos, a aquellos inexpresivos ojos que provocaban mi nerviosismo.

Encadenados (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora