Idiota

93 14 0
                                        


-M-mello, basta, alejate...- Me ponía cada vez más nerviosa y posaba mis manos sobre su pecho tratando de empujarle, pero no lo conseguía, era más fuerte que yo.

Mello acarició mi cintura y se alejó un poco de mi cuello para mirarme con diversión.

-¿Ahora me tienes miedo?- Desvié la mirada rápidamente.

No sé como lo hacia pero conseguía intimidarme, conseguía provocarme terror, conseguía recordarme a mi hermana, su personalidad fría, solo de pensar que podría ser un psicópata como ella, se me pone la piel de gallina.

Mello giró mi rostro hacia el suyo agarrando mi mentón y rozó sus labios con los míos levemente provocando que los entreabriera un poco. Mello sonrió y mordió con suavidad mi labio inferior para después tirar de él, cerré mis ojos, temblaba por su acto, pero derepente dejé de sentirle, se había alejado de mí, abrí mis ojos y vi que me observaba divertido.

-¿Y esa cara de abobada?- Se giró y se apoyó sobre la encimera.- ¿Querias que siguiera gatita?

Noté como mi cara ardía, seguro que estaba roja como un tomete y había quedado fatal, por un momento había conseguido ponerme nerviosa y...hacer que me perdiera completamente, había pasado miedo unos segundos pero, todo lo demás fue confusión, no entiendo nada, solo sé que estoy algo molesta por mirarme con esa cara burlesca que pone siempre, como la odio.

-Eres un idiota, no sé que ves de divertido en fastidiarme.- Apreté mis puños.

-Eres vulnerable.- Se encoje de hombros.- Además me pone cuando te enfadas, te ves más sexy.- Curvó sus labios en una media sonrisa lo que provocó que mi cara ardiera a niveles extremos.

-Dios, eres un pervertido y un cretino, cada día me das mas asco.- Gruñí y me giré para irme a mi supuesta habitación pero Mello me agarró del brazo y me acercó a él bruscamente.

-¿Te doy asco? Eso es lo que tu linda boquita dice, pero lo que piensas es algo distinto.- Me guiñó un ojo y le di una bofetada.

-Eres repulsivo.- Volví a girarme pero Mello volvió agarrarme y esta vez con mas fuerza, le miré con los ojos muy abiertos y este me puso con brusquedad contra la pared haciendo que soltara un gemido de dolor, me acorraló.

Otra vez sentía ese miedo, de nuevo, sus azulados ojos me escrutaban con todo el odio del mundo.

-Mira princesita, yo que tú aprendía a controlar tus actos..puedo ser bueno hasta cierto punto, y este....es el primer y último aviso.- Se alejó un poco de mí para dejarme pasar y eso hice, no pasó ni un segundo y corrí como si me fuera la vida en ello hacia el cuarto donde pasaba la noche.

Pasaron los días y al parecer la cosa se había calmado un poco, la policía seguía en nuestra busca pero ya no hacían tantas búsquedas como antes.

Mi relación con Mello seguía igual que cuando nos conocimos, desconfianza, miedo, odio...pero solo le tenía a él y no me quedaban más opciones si quería volver a ver a mi madre y comprobar su la loca de mi hermana no le ha hecho nada malo.

Mello y yo estábamos caminando por las calles de New York, nos habíamos puesto los disfraces que trajo, la verdad es que no parecía yo misma, y me encantaba, al fin podía salir y sentir algo de libertad.

-Escucha princesa cogeremos un taxi para que nos lleve lo mas cerca posible de la cárcel y a partir de ahí caminaremos hacia esta, después caminaremos los dos juntos cerca de esta intentando no levantar sospechas y observaremos donde están situadas todas y cada una de las cámaras, ¿entendido?

-S-sí.

Mello paró un taxi y el conductor nos paró unas calles próximas a la cárcel, Mello y yo caminamos.

Encadenados (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora