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Karol Sevilla, la mexicana de veinte años que ha demostrado no temerle a nada.

Luego de las especulaciones de un posible embarazo, la joven mexicana vivió las semanas más intensas de su vida. Y ahora que ha aclarado qué tan ciertos son los rumores, no se ha vuelto a saber de ella.

— Por amor a Dios, deja esa maldita botella en su lugar. —advierte Matthew pero niego.— Beber no hace que olvides tus penas.

— Lo sé, pero me encanta el sabor del vodka puro.

— ¿Estás demente?

Tomo un nuevo sorbo directo de la botella y él niega tomándome de la cintura. No necesito un niñero, y si vino fue por algo.

Él también necesita olvidarse de todo como yo. Y el que no hayamos asistido a la universidad por casi cuatro días dice mucho de nosotros.

Hay personas cercanas a ella que afirman que abortó. Y muchas otras que pese al mal momento que atravesaba, realmente no hubo bebé.

Amiga, ¿tú estas enamorada? —le pregunto a la chica de la barra.— El amor es un asco. ¿Por qué te enamoras?

— ¿Su amiga está bien, joven?

— Si, muchas gracias. Solamente necesitamos un avión que nos lleve de vuelta a Manhattan.

— ¿Aviones para qué? Llegamos hasta aquí conduciendo.

— ¡Estamos en Las Vegas, Karol! Desde hace dos días.

Si, luego de haber abandonado la clínica en la que me dieron los resultados finales, subí al auto y conduje por muchas horas. Treinta y siete para ser exactos. 

Básicamente, estuvimos casi dos días en la carretera. ¿Qué hizo Matthew al respecto? Nada porque creyó que volveríamos de inmediato.

Pero aquí estamos, brindando por lo asquerosa que llega a ser tu vida cuando te enamoras.

En un club privado en el que nos colamos como dos pendejos. Y ahora, solo quiero vomitar.

No podemos saber con certeza lo que sucede. Pero esperemos que sean cosas buenas.

¿Cosas buenas? ¡Permítanme reírme!

Mi vida es una constante montaña rusa desde que Ruggero se fue. Exámenes y más exámenes, análisis de todo tipo y finalmente una ecografía.

Es que era extraño. Algunos resultados daban positivo y otros directamente negativo. Y todo para que al final la respuesta sea una sola.

No hay bebé.

O bueno, eso es lo que los últimos exámenes y ecografías señalan. No hay un bebé en mi vientre

Y si, esa mejor noticia que pude recibir en la vida. Nada me hubiese atormentado más que tener un bebé sola. Y es que era obvio que Ruggero no iba a hacerse cargo. Tampoco es como si lo necesitara.

La notita esa que escribieron sobre mí me tenía sin cuidado en realidad. Porque era cierto, luego de haber aclarado que no estoy embarazada he desaparecido de las redes sociales.

Bueno, no sólo de las redes sociales. ¡De Manhattan también!

Desearía que Julia y Giovanna estén aquí para atormentarlas tanto como he atormentado a Matt. Pero es que ellas no pueden saber de mí o vendrán a buscarme.

Mexican Girl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora