—Buenos días, preciosa chaneque. —Ruggero asoma su cabeza por la puerta y sonrío.— ¿Puedo entrar?
—Si. —susurro agotada.— ¿Vienes solo?
—Pero por supuesto que no.
Me río cuando Maxi empuja a Ruggero y se adelanta a entrar con varios globos en una mano y un peluche en la otra.
Agustín lo sigue, él sólo tiene una canasta de frutas en la mano y luce aburrido. Deduzco que Carolina fue la que eligió el regalo, mi primo jamás me regalaría algo tan sano y dietético.
Mamá, papá y mis suegros vienen detrás, todos tienen un regalo en la mano, y aunque me alegra tenerlos aquí, en serio estoy agotada.
Doce horas de parto. Ese niño me sacó más de una lágrima. Y después de esto, no planeo volver a tener un hijo.
Mi ilusión se ha ido de la misma manera en la que vino. De ninguna manera voy a pasar por este tormentoso dolor una vez más.
Y si, luego de dar a luz y de que se llevaran a mi hijo tuve una crisis demasiado grande. Tenía miedo de cómo iba a quedar mi cuerpo después de esto.
Pero una hermosa mujer de unos sesenta años que por cierto es enfermera, recomendó que me fajara todo el mes de dieta. Eso ayudaría un poco.
También debo evitar rascarme el estómago para que no salgan estrías y comer muy bien. Realmente me preocupa esto.
Y quizá esté siendo muy superficial.
Pero pasar de modelar revistas a esconder mi cuerpo no está en mis planes.
—¿Cómo te sientes, mi amor? —papá toma mi mano entra las suyas y sonrío.— Doce horas, eso fue demasiado.
—Pues yo creo que Karol lo hizo a propósito para que el bebé no naciera en su cumpleaños. —acota Agustín.— Ni pienses que vamos a ver el video del nacimiento. Son doce horas que nadie va a desperdiciar.
Ruggero lo golpea en la nuca y él se queja mientras Carolina lo reprende por imprudente. Pero vamos, Agustín es Agustín.
Que luego no se queje cuando lo encierro en los refrigeradores de restaurantes.
Fastidiar a mi primo es mi pasión.
Todos me felicitan, dan consejos de todo tipo y yo solo puedo asentir esperando el momento de que traigan al pequeño hasta aquí.
Tengo algo que admitir, apenas nació, ni Ruggero ni yo sentimos conección o emoción absoluta.
Creo que yo estaba demasiado concentrada en mi dolor, y él solo pudo murmurar un; Hola, cosa extraña y arrugada que hizo reír a las enfermeras.
De hecho, una de ellas nos dijo que era normal. Que jamás debimos crearnos expectativas de ningún tipo porque a la hora de la hora, nada resulta como lo planeamos.
Y si, confirmo ese pensamiento.
La puerta se abre, una enfermera entra por esta y reconozco perfectamente al bulto azul que trae entre sus brazos. Ruggero se emociona.
Por fin.
—Felicidades, super papás. —musita ella dejándolo en mis brazos.— Es un niño muy grande y sano.
—Por supuesto que es grande. —afirmo besando su pequeño frente.— Que rico hueles, mi amor.
—Shampoo cortesía del tío Agustín. —festeja él.— Déjame verlo.
Todo el mundo se acerca más a la camilla, sonrió apartando un poco la colcha que cubre a mi bebé. Él tiene los ojos abiertos, pero no mira a nadie más que a Ruggero.
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Mexican Girl
RomanceAhora que Karol está sola, deberá aprender por cuenta propia lo que significa el amor propio. Segunda temporada de Italian Boy.