Quizá nunca me imaginé que mi vida avanzaría hasta este punto. Nunca me creí capaz de amar a alguien que no sea Manuel.
Pero el solo mirar atrás me hace darme cuenta de todo lo que dejé atrás y todo lo que he cambiado. Me cuesta creer que esta loca mexicana realmente pudo centrar su mente en lo que de verdad importa.
Y si, ahora sé la razón por la cual hace solo unas horas estaba llorando. Esas lágrimas no eran nada más que felicidad pura.
Ruggero me hace tan feliz que aún lo siento irreal.
Mi cabeza descansa en su pecho mientras vemos al pequeño Aarón jugar con la arena mojada. Se ríe y patalea tan fuerte como puede mientras huye de las olas.
Sonrío, siento los labios de mi italiano sobre mi cabello. Levanto la mirada y sus labios ahora van a parar en mi frente.
Y ahí está ese raro cosquilleo.
—Estás hermosa. —susurra.
—Ni siquiera labial me puse.
—Por eso mismo te ves hermosa. —acaricia mi mejilla.— Sin nada de maquillaje te ves mucho más tierna. Además tus mejillas ahora mismo parecen un tomate.
Me río volviendo a centrar mi atención al frente. Aarón ahora mismo está arrodillado esperando que las olas vuelvan a él.
Cuando ve que se acercan, se pone de pie y corre tan rápido como sus piernitas lo permiten mientras lanza pequeñas carcajadas. Ruggero se ríe y tan pronto como Aarón se lanza a sus brazos, besa su frente sentándolo en sus piernas.
—¿Ya nos vamos? —le pregunta y Aarón nos mira. Niega.— ¿Quieres seguir jugando?
—¿Dotores?
—¿Quieres jugar a los doctores? —Aarón asiente.— Vamos entonces. Veamos si tus tíos ya se despertaron.
Ruggero se pone de pie y Aarón se baja de sus brazos tomando mi mano.
Caminamos sujetando sus pequeñas manos. El pequeño salta, se ríe y disfruta como nunca.
Manuel una vez me dijo que su deseo era traer a su hasta aquí. Él no lo hizo, pero nosotros sí.
Voy a cumplir todos sus deseos. De eso estoy segura.
Volvemos al hotel, efectivamente Agustín ya está despierto, y aunque tiene la resaca más grande de su vida, está muy dispuesto a jugar con el pequeño Aarón. Es que insisto, son como niños.
Ellos se quedan jugando y Ruggero me invita a dar un paseo por la playa. Solos esta vez.
De inmediato acepto, y mientras caminamos de vuelta al lugar, siento un frío agradable recorrer mi cuerpo. Me siento extrañamente tranquila estando aquí.
Tomé el consejo que Ruggero me dio hace unas horas. Me lo estoy intentando tomar con calma. No tengo prisa por quedar embaraza.
Además, debería sentirme aliviada de que los exámenes hayan reflejado que ninguno tiene problemas para dar vida. Ahora solo nos queda esperar.
—Quisiera decir que me cuentes algo de ti, pero lo sé todo. —musita con diversión.— ¿De qué se supone que deberíamos hablar?
—De nuestra casa. Tenemos que ir a ver cómo va todo mañana antes de irnos.
—Estoy ansioso.
—Y yo. —digo de inmediato.— Cada vez falta menos para casarnos, para formar nuestra familia.
—¿Sabes qué pensaba?
—¿Qué?
—Qué Dios nos está haciendo un favor. —me río.— No, en serio. Nada es mejor que esperar a estar casados y comenzar con nuestra vida como normalmenteo haríamos.
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Mexican Girl
RomanceAhora que Karol está sola, deberá aprender por cuenta propia lo que significa el amor propio. Segunda temporada de Italian Boy.