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La vida está pasando demasiado rápido para mi gusto. Quisiera por lo menos un descanso para respirar.

Reparto mis clases prácticas con normalidad mientras las niñas detrás de mí siguen cada uno de mis movimientos. Por fin luego de casi dos meses había vuelto a lo que de verdad me gusta hacer.

Y no hablo solo del baile y la academia. Pues de algún modo, el baile pasó a segundo plano desde hace mucho.

Con haber vuelto a lo que me gusta me refiero al modelaje. De nuevo estoy trabajando con el señor Smith, pero desde México.

Mi vida tiene un orden específico, pero no por ello deja de ser especial.

Suelo dar clases muy pocos días aquí, paso la mayoría del tiempo en la agencia detrás de una cámara. Y me gusta así que no me quejo.

Aarón ya está estudiando en la misma escuela que su padre estudió hace algunos años. Hace muchos en realidad.

Y con mi bebé me ayuda Twina que se ha vuelto mi ángel guardian.

Bueno, lo ha sido siempre.

—Es todo por hoy. —digo al notar que la sirena suena a lo lejos.— Pueden ir a su siguiente clase.

Todas asienten, descansan posición y caminan libremente hacia la salida luego de haber recogido todas sus cosas.

Yo solo sonrío, me suelto el cabello y tomo una botella de agua. Estoy agotada.

Mientras me hidrato, me fijo en el espejo, mi apariencia ha cambiado bastante. Luego de sar a luz me habían quedado como cuatro o cinco kilos demás.

Para el día de hoy no solo bajé esos kilos, me mandé uno extra que debo recuperar para mantener mi peso equilibrado. Aunque si, suena imposible.

—Señora. —de inmediato desvío la mirada hacia la puerta.— Le llegó una entrega anónima. Está esperándola en su oficina.

—Si, Heidy, gracias. —sonrío caminando hacia la puerta.— Por favor, llama a mi esposo y pídele que no venga a la academia. Dile que vaya directo a casa.

—Si, señora.

Le dedico una última sonrisa y camino hacia la oficina en donde me espera esa entrega anónima. Probablemente sean más documentos que Katherine envía.

Con eso de que la escuela de modelaje está yendo tan bien como el resto de las clases, necesitamos más posibilidades de dar más becas. Tengo algo que admitir, mi academia funciona muy bien.

Saludo a Julia en el camino, está muy feliz repartiendo clases de literatura mientras su esposo está a sólo dos salones más en las clases de música. Adoro que ellos ahora trabajen conmigo.

Apenas entro a la oficina veo un enorme ramo de girasoles en la mesa, me río cruzando mis brazos. Claro que no es un regalo anónimo.

Hoy es nuestro primer aniversario de bodas, claro que se acordaría.

—Felicidades. —sonriente levanto la mirada y él se acerca extendiéndome sus brazos.— Hola, chaneque.

—Hola, Robertito. —me pongo de puntitas para besar sus labios.— Quedamos en vernos en la noche, no ahora.

—Las ventajas de ser el jefe, no tengo que preocuparme por los horarios. —explica apoyándose en el escritorio.— Solo vine a verte un momento, a verlos en realidad.

—Ay si, Aarón debe estar por llegar. —musito sin soltar sus manos.— ¿Nada más viniste a vernos?

—Claro, las sorpresas quedan para la noche, no hay que adelantarse.

Mexican Girl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora