Mi primer impulso es dar media vuelta e intentar irme. Pero Giovanna me detiene y me obliga a girar.
Mierda...
— Camina. —dice Julia.— Probablemente Leonardo ni siquiera note tu presencia.
Las miro indecisa pero ellas asienten conduciéndome hacia ellos. O bueno, no hacia ellos. Pero se entiende.
Intento tranquilizar mi agitada respiración mientras caminamos y aferro mis brazos al pequeño Aarón. No quiero enfrentarme a esto.Los veo entrar a una tienda y suspiro aliviada creyendo que me liberé de ellos. Por fin, ni siquiera tuve que enfrentarme a ellos.
— ¿Qué hacen aquí? No comprendo.
— ¿Es que no lo recuerdas? Agustín habló de esto, Leonardo y Maria trajeron a Ruggero para atenderse aquí. Encontraron un doctor que les da muchísimas más esperanzas. —dice Giovanna.— Oh espera, ¿no te lo dijo?
— No, yo no quise hablar de eso.
— Ya veo. —hace un mohín.— Entonces tampoco sabes que...
— ¿Qué?
— Que Ruggero y su hermano cenarán en casa hoy.
Detengo mi caminata para mirarla mal y ella asiente encogiéndose de hombros. Mierda.
Veamos, llevo más de un año sin verlo, ¿y ahora haremos esto? No jodan.
Una cosa es que me desinterese lo que suceda con Ruggero porque estamos lejos el uno del otro. Y otra muy diferente que vaya a verlo esta vez.
Aún no estoy lista.
¿Qué no podían invitarlo cuando yo esté en México bien feliz?
El resto de mi visita aquí es muy tensa, quiero marcharme cuanto antes e inventar una excusa para no estar en casa. Pero eso solo demostraría que estoy siendo inmadura porque sigo enamorada. Así que tengo que pensarlo mejor.
Tras comprar lo necesario y algunas cosas demás, volvemos a casa. Dejamos a Aarón en casa con sus padres. Y al llegar, son aproximadamente las seis en punto.
No sé a qué hora Ruggero y Leonardo van a venir. Pero más vale estar preparados para el momento.
Muerdo mi labio inferior con duda, una parte de mi no quiere ver a Ruggero. Pero otra muy grande, necesita hacerlo.
Asi que aquí tienen a su pendeja bajando a la cocina dispuesta a ayudar con la cena. Mis clases de cocina valieron la pena en su momento.
Al menos ya no quemo hasta el agua.
Aunque prefiero ayudar cuidando a la bebé. Seguramente sirvo más en ese ámbito.
La siguiente hora veo a mis amigas moverse por la grande y bonita cocina, ambas se ven animadas con esto. Yo también lo estoy, aunque mi cara y nerviosismo demuestren lo contrario.
— Así que..., verás a tu ex. —dice Julia mientras corta la lechuga para la ensalada.— ¿Cómo te sientes al respecto?
— No sé. —hago un puchero.— Una parte muy grande de mi quiere que lleguen ya, y otra que no lleguen nunca.
— No quiero sonar maldita. —musita Giovanna.— Pero el lado bueno de esto es que él no puede verte.
Julia larga una carcajada y yo la miro mal haciendo que se disculpe. Eso no se escuchó bien.
Giovanna se disculpa y niego pidiéndoles que se contengan de hacer ese tipo de chistes cuando él llegue.
Me aseguro de dejar a la bebé muy bien dormida en el cochecito y subo a contestar la llamada de Eliot con más tranquilidad. Él tiene muchas cosas por decirme.
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Mexican Girl
RomanceAhora que Karol está sola, deberá aprender por cuenta propia lo que significa el amor propio. Segunda temporada de Italian Boy.