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—Chaneque. Tengo que irme ya. —toca mi hombro y asiento.— Amor, ni siquiera me estás escuchando.

—Si te estoy escuchando, Roberto.

Él se ríe y siento sus labios en mi frente, nariz y labios. Sonrío adormilada y lo siento alejarse.

Me acomodo abrazando su almohada demasiado agotada como para levantarme a prepararle el desayuno. Además, creo que ya desayunó solo.

Yo solo quiero dormir.

—Recuerda que tienes una consulta con el doctor, Roberto. —musito pero la verdad no sé si me escuche.— Ah bueno, ya te fuiste.

No me esfuerzo por abrir los ojos. Él dijo que ya se iba y así debe ser.

Lo único por lo que debería preocuparme ahora es por dormir lo suficiente como para luego levantarme e irme. Tengo que ir a terminar de preparar lo que necesito para el cumpleaños de mi guapo italiano.

Planeo pagar una cena para siete en el mejor restaurante de Manhattan. Luego nos iremos él y una suite reservada para la ocasión y creo que jugaremos con los dados que han estado un poco abandonados últimamente.

Es que no me he sentido muy bien.

Nunca me siento completamente bien en realidad.

Pero ese no es el tema ahora mismo.

Vuelvo a quedarme dormida, y cuando despierto, es gracias a las llamadas que llegan sin parar.

¿Quién es el desalmado que llama para joder tanto?

Bostezo, me estiro por la cama y alcanzo el teléfono.

—¿Diga?

—Buenos días. ¿Hablo con la señorita Karol Sevilla?

—Si, con la misma. —me siento contra el respaldar.— ¿Con quién hablo?

—Tengo el placer de informarle que su academia ha sido aprobada, señorita. Puede entrar ya en funcionamiento.

El grito que pego ensordece a todo el mundo, pero mi felicidad es tanta que salto de alegría, incluso digo que lo amo. Ni siquiera sé quién sea pero lo amo

Amo tanto que me haya dicho que mi academia por fin entró en funcionamiento. Poco a poco mis pensamientos vuelven a estar en órden.

Tras colgar la llamada dejo de dar saltitos y me detengo frente al espejo. Olvidaba que estoy desnuda. Es que fue la emoción.

Quiero ir directamente al armario para buscar lo que me pondré para hacer los pendientes pero tantos cambios en lo cuerpo no pasan desapercibidos. ¿Me crecieron las bubis?

Divertida me pongo de perfil notando que he subido de peso. Es decir, mi masa corporal está elevada.

Hace una semana mis piernas no estaban tan..., ¿hinchadas? Realmente no entiendo.

Quiero quedarme a analizar mejor la situación pero me fijo en la hora y corto hacia el armario buscando ropa limpia.

Un vestido verde, una chaqueta del mismo color y tacones negros son lo que por hoy me pienso poner. De inmediato voy al baño y me encargo de dejar ir todo el sudor de mi cuerpo.

Dejé el gimnasio y todas esas cosas que me ayudaban a mantener mi estado físico. Pero no es como si he dejado de hacer ejercicio en sí. Además, ahora que he vuelto a la universidad, o que voy a volver, todo será mucho más sencillo.

Admiro tanto que mi vida sea de este modo. Que a pesar de todo esté lista para salir adelante. Aún sin olvidar a Aarón.

Jamás podría olvidarme de mí bebé.

Mexican Girl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora