Luego de haber terminado con mi trabajo en la agencia, de haber cumplido con mi jornada en la universidad y de haber fingido que estoy bien todo el día, estoy acostada en la cama mirando hacia la pared.
Me harté tanto de estar fingiendo una estúpida sonrisa todos los malditos días, de pretender que no me duele la partida de mi niño. Pero es que las cosas son totalmente diferentes.
Yo realmente quiero a mi bebé de vuelta, a mi pequeñito. Es que no puedo con tanto.
Hoy es dos de septiembre, tengo que levantarme de esta maldita cama e ir al cementerio, pero es que no tengo fuerzas para eso.
Manuel debe comprender por qué no quiero ir a dejarle rosas hoy. Él más que nadie entendería mi dolor. Y toda la rabia que siento.
Sé que el odio no le hace bien a nadie, y que lo mejor es perdonar. Pero es que yo ni loca perdono lo que esa pareja me ha hecho...
Escucho las voces en la sala, Ruggero ha llegado, y tras suspirar profundo, me fijo en la hora. Como lo ha prometido, llegó temprano del trabajo para acompañarme a ver a Manuel.
Limpio mis lágrimas antes de que llegue y me vea en este estado. Y sin pensarlo, tomo la ropa que hace rato preparé y voy al baño abriendo la ducha.
Tardo más de lo normal en el baño, no quiero ver a Ruggero en realidad. Esta situación nos ha consumido a ambos.
Y no digo que es porque nuestra relación haya cambiado de alguna manera, de hecho ha mejorado bastante. Somos muy unidos, y de hecho hemos compartido más tiempo juntos del esperado.
Pero no soporto que se ponga mal cada vez que me ve mal. Es frustrante.
Salgo luego de haberme vestido y secado mi cabello. Hago pequeñas ondas y recojo una pequeña porción con un lazo.
Me aseguro de aplicar un colirio en mis ojos para bajar la inflamación y finalmente salgo. Ruggero está sentado sobre la cama viendo una revista.
Más precisamente, el resultado de mi viaje por cinco diferentes países. Yo tengo el catálogo por adelantado. Y he de admitir que se ve precioso.
— Hola. —saludo lanzándome sobre él.— ¿Me veo bonita?
— ¿Ahora o en la revista?
— En ambas. —musito dejando un beso en sus labios.— Tú estás muy guapo.
— Y tú realmente hermosa, chaneque.
Me aparto sentándome a su lado y besa mi mejilla dejando la revista en su lugar. Tengo que ponerme los zapatos y busco un abrigo mientras él cepilla sus dientes en el baño.
Abro todos los cajones en busca de mi pulserita favorita. Y aunque veo el juguete de Aarón en uno de ellos, no me detengo a verlo.
Pensar en él solo me afecta más. Mucho más de hecho.
Cierro el cajón ignorando todo lo que esto me provoca y voy hacia el baño para cepillar mis dientes. Finalmente lista alcanzo a Ruggero que ha bajado a atender una llamada.
— Preciosa. —dice Agustín besando mi mejilla.— Felicidades.
— ¿Por qué?
Él se encoje de hombros y toma su chaqueta despidiéndose con la mano.
Confundida lo miro pero él se va sin intenciones de decirme nada. Pero si le felicitó es porque algo sabe. Algo que yo no.
Negando me siento a esperar que mi novio termine con su llamada. Estoy ansiosa por saber cuál es la razón por la cual Agustín me felicitó. ¿Tendrá algo que ver con Aarón?
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Mexican Girl
RomanceAhora que Karol está sola, deberá aprender por cuenta propia lo que significa el amor propio. Segunda temporada de Italian Boy.