𝚂𝚒𝚝𝚞𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜 | 𝟷𝟷

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||Omnisciente||

— ¡M-Mamá espera! ¡Me duele!

No dijo nada y siguió arrastrándola, jalándola del cabello hasta una habitación oscura.

— ¡Ya te he dicho que si él viene tú te escondes en tu cuarto!

Bruscamente la empujó y cayó al suelo.

— ¡Es más! Desde ahora no vuelvas a salir. No mereces ni comer, agradece que no te he abandonado en la calle — Sus palabras frías, dolían incluso más que cualquier golpe para la niña.

No supo qué responder, dar la razón era lo mejor que podía hacer — ...Gracias...

Los ojos de la mayor seguían puestos en ella, con rostro fruncido. Temerosa, levantó la mirada, ella sólo se dedicó a mirarla aún más molesta y azotó la puerta con todas sus fuerzas, pudo escucharla poniendo el seguro.

— ¿Ni eso puedes entender? No deberían verte, nadie. Mucho menos él, me avergüenzas — La escuchó decir detrás de la madera, posteriormente unos pasos alejándose, supo que ahora estaba sola.

Miró alrededor. Un colchón, una pelota de fútbol reventada, el suelo sucio y el foco de la luz roto. Su cuarto era un desastre. De noche, y sin foco la luz de la luna era lo único que iluminaba el lugar.

Sentía que en cualquier momento llegaría alguien a asustarla, a gritarle o a pegarle. Las pesadillas constantes y el miedo a la oscuridad no tardaron en hacerce presentes en su vida desde hace tiempo.

En la esquina de la habitación, se sentó sobre el colchón y abrazó sus piernas, sollozando en silencio, esperando a cansarse y quedarse dormida, aunque probablemente tendría pesadillas de nuevo. Pudo escuchar vidrio rompiéndose, seguramente él estaba borracho de nuevo y le aventaba las botellas de cerveza a su madre.

Dejó de abrazar sus piernas y tapó mis orejas desesperadamente con ambas manos. Deseaba que todo fuera un mal sueño, que su padre la despertaría y su madre le daría un cálido abrazo, de esos que le daba cuando tenía miedo... Pero era imposible.

Pasaron unos minutos y seguía sin parar de llorar, la cabeza comenzaba a dolerle pero el cansancio comenzaba a adormilarla.

De repente, en el silencio de la habitación, se escucha un golpecito.

Dudosa, se asomó por la ventana, de dónde provenía ese ruidito. La abrió con cuidado de no hacer ruido y se encontró con Leo abajo, mirándola con una enorme sonrisa. En silencio, le lanzó un peluche de gatito color negro, lo atrapó y al ver que su plan había funcionado huyó.

Cerró la ventana y con la poca luz que había inspeccionó al pequeño animalito. Sus oscuros ojos, su suave pelo y sus adorables bigotes le encantaron, lo abrazó con todas sus fuerzas y regresé al colchón.

No estás sola.

Entendió el mensaje.

¨''*••彡💚

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— ¿Ah? ¡Que horrible! Pobrecito... ¿Pero ya todo está bien?

— Parece que sí. No ha vuelto lastimado a la enfermería, supongo que es una buena señal.

— Claro que sí. Ya pasó por cosas horribles como para que ahora en el orfanato tenga que soportar a esos mocosos.

— Totalmente de acuerdo...

"𝑀𝑎́𝑠 𝑏𝑟𝑖𝑙𝑙𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑎"【𝟕𝟎𝟕 𝐅𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora