Capítulo 20 | De regreso a una casa familiar

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Este capítulo, chicas. Ay, mi corazoncito.

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Besar a Felipe era como besar el interior de su brazo. O a Halli. Era confortante sentir la exhalación de su ahora esposo, cálida y tranquila, cuando en el exterior la escarcha y los restos de las nevadas de enero mantenían el lugar en un frío semiconstante.

Lo que más le gustó del beso fue que terminó muy rápido. Sólo fue un leve contacto de labios delante de la gente que necesitaba estar ahí y eso fue todo. Felipe no parecía muy entusiasmado por otro beso, y eso era un alivio inesperado. Caminaron hacia la salida de la catedral, donde todos comenzaron a felicitarlos. Aurora sólo asentía, sonreía y agradecía, pero apenas escuchaba lo que los demás decían.

Era una mujer casada. Su vida estaba atada a la de alguien más, y la derrota le pesaba sobre los hombros. Se tuvo que decir, cada segundo en el que el pesimismo la atacaba, que esto tenía una razón. Que iba a ser una gran reina, que iba a hacer lo correcto y este sólo era el primer paso, la primera decisión correcta. Si sus lágrimas querían contradecirla, que lo intentaran. Lo hecho, hecho estaba.

Esperaba que Nairi tuviera una mejor vida, donde sea que estuviera. La esperanza de que volviera ya no existía, y aunque sólo quería quedarse en su habitación y llorar bajo las sábanas, sabía que no podía permitírselo. Nairi había tomado una decisión, y ella tenía una misión. Un propósito de vida. El amor era una distracción. ¿Cierto?

Después de un largo tiempo dentro de la catedral con personas importantes, principalmente nobles, salió y se encontró con una gran cantidad de súbditos que vitorearon en cuanto la vieron. Era por ellos que se había casado, era por ellos que existía. Ver sus rostros felices ayudó a contagiar una sonrisa en sus propios labios tiesos.

Poco después, había una gran fiesta en el Gran Salón. A diferencia de lo habitual, Aurora y Felipe estaban en el centro de la mesa principal, con Humberto al lado de Felipe y Estéfano al de Aurora. En su mesa había lo inesperado: carne de res. Era una fiesta sin escatimación, con los vinos más caros, la comida más exquisita y el entretenimiento más solicitado.

Aún así, se sentía vacío, tonto y ridículo. Aurora vivió toda su vida sin ir a ningún banquete, pero en los últimos meses habían habido tantos que comenzaba a hastiarse. Veía a la gente contenta, bailando, riendo, platicando; todos tenían una cosa en común: gente que amaban con quienes pasaban el rato. Ella amaba a su madre y padre, creía, pero no compartían mucho en común; Marie permanecía lejos de ella, ocupada con su madre, Julius y Mabel se sentaron en unas mesas de invitados, porque la principal estaba llena con la familia real wesliana de visita, y... Nada.

Todos estaban ocupados, viviendo su vida alrededor de Aurora pero no con ella. Y dolía mucho.

Pasó la mayoría del tiempo ocupándose con los trovadores, bailarines o actores que había, pensando lo menos posible en nada más. Lo desafortunado: no podía dejar de pensar en sus desgracias.

Estaba exagerando. Ella era afortunada, tenía un futuro.

Hasta sus propias palabras perdían significado.

A las siete de la tarde se excusó y escabulló hacia sus aposentos con la intención de estudiar un rato. Todos estaban demasiado ocupados o ebrios como para preocuparse por su ausencia. Con estos pocos banquetes, había aprendido una clara lección: las celebraciones eran excusas para reunirse, embriagarse, reírse y entretenerse, aunque poco importaban las razones en sí. Ella podía ser la causa de que todos estuvieran ahí, pero no le importaba a nadie. El vino estaba exquisito, eso sí.

Apenas encontró un guardia custodiando las escaleras hacia las recámaras de la familia real, que la dejó pasar sin preguntar nada. Aurora tomó una vela de su habitación y la prendió con las lámparas del pasillo. Se sentía la oscuridad y el frío con mucha fuerza ahora que la chimenea no estaba prendida, pero no iba a llamar a nadie a prenderla. En su lugar, tomó otra capa con gorro y se envolvió en ella como si su vida dependiera de ello.

La heredera durmiente: el despertar © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora