Era increíble lo mucho que su madre había cambiado. Tan sólo un mes después de que había hablado con Nairi por primera vez, desde que había decidido conocerla mejor, Leah hablaba de Nairi con ella, se interesaba por lo que les pasaba, por cómo estaban, por si estaban bien. No fue un cambio que pasó de la noche a la mañana; por el contrario, primero había estado bastante tensa. Era obvio que Nairi le había caído bien y que le había dado el visto bueno, pero era obvio también que le costaba un poco hacerse a la idea de todo lo que pasaba.
Pero ver que intentaba era suficiente. Poco a poco, la tensión en su voz y en su cuerpo desaparecía y parecía mucho más cómoda con el tema. Antes se refería a Nairi y a ella casi siempre como entidades separadas y mínimamente relacionadas. La noche antes de su cumpleaños, había oído decirle a Marie que lo más justo era que Aurora se sentara con su pareja y que no dejaran a Nairi abandonada, como si no la conociera. De alguna manera, ese reconocimiento casi la puso a llorar.
Aurora había pedido una comida privada. Prefería estar rodeada de poca gente, de quienes quería, en lugar de pararse frente a decenas de personas que no la conocían, que sólo iban ahí para simular cercanía, por la comida o por el estatus que se sentía al ser invitado al castillo por la familia real. No. Ella prefería ser ella misma y, con su padre todavía en Weslia, iba a ser muy fácil. Todos en la comida sabrían su secreto, lo importante que era Nairi en su vida. Más importante, todos en su familia la aceptaban y querían. Faltaba su madre, y ya la tenía. Ahora faltaba su padre, pero en realidad no le importaba demasiado: siempre había sido una figura lejana e imponente; más que como su padre, él siempre había sido el rey, su mentor y la persona a cargo. Como tal, Aurora jamás esperó nada más. Él siempre la trató de la misma manera que a Marie, con sequedad y distancia, por lo que jamás pensó que podía ser el padre con el que soñaba.
Julius, Mabel, Marie, Felipe, su madre y Nairi. No necesitaba más. Todavía tenía miedo por el futuro, por supuesto; sabía que la vida sería difícil, que nadie se podría enterar, que la gente, por lo general, tendría problemas con quien era. Que, en el futuro, tendría que hacerse cargo de un reino, tendría que convertirse en una mentirosa experta, que tendría que ocultarse y mostrarse al mismo tiempo. Le preocupaba que Nairi no se sintiera aceptada o querida, pero nada de eso importaba en este momento.
Era su cumpleaños y el aquí y el ahora eran lo único importante. En el aquí y en el ahora era feliz, Nairi era feliz, y todo estaba bien.
En cuanto abrió los ojos se encontró con los ojos de Nairi que la observaba con calidez. La mantenía entre sus brazos, sujeta con fuerza. Besó sus labios con suavidad, luego sus mejillas y al final su frente.
—Hola, buenos días —dijo Aurora sin poder reprimir una sonrisa. La luz del sol fuera de sus ventanas comenzaba a mostrarse. Como siempre, no servía para iluminar todo el cuarto pero era suficiente como para mostrarle que era de día. Las cortinas semitransparentes las cubrían del resto de su habitación y le daba una confortable sensación.
—Feliz cumpleaños —dijo Nairi con una sonrisa justo antes de volver a besarla. Aurora recibió sus labios y le devolvió el beso con ganas, permitiéndose el deleite que le producía en todo el cuerpo.
Se separaron y se quedaron mirando. Era una locura que estuviera ahí en ese momento, delante de la mujer que amara, que tuviera apoyo, que hubiera vivido mil cosas ese año. Y pensar que tan sólo un año atrás estaba perdida, sin querer aceptar su destino, con la intención de huir y vivir una vida de incógnito, odiando su vida y dolida por su familia. Ahora, era todo lo contrario. Aunque quisiera huir, no podía: pensar que había miles de personas contando con ella, esperando su liderazgo, era suficiente para que ni siquiera pudiera imaginar un mundo en el que no fuera la princesa heredera y luego la reina. Ahora tenía una vida que le agradaba, un futuro que le prometía, y el amor que siempre imaginó, tanto de su madre como el de la mujer de su vida.
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La heredera durmiente: el despertar © [TERMINADA]
Viễn tưởngEsta es la secuela de "La guerrera durmiente: la maldición." La primera parte está terminada en mi perfil. *** Casi siete meses después de caer bajo el hechizo de Maléfica, Aurora despierta. Ya no es la misma joven que huyó del castillo, pero l...