Capítulo 37 | Shaye

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Nairi no tenía muchos recuerdos de su vida junto a Aurora en Nestan, pero recordaba con dolorosa precisión la razón por la que la habían descubierto y condenado una vez que estuvo en el castillo de Athanaric: no se había podido deshacer de las cartas de Aurora. Había tenido múltiples oportunidades, pero no había querido hacerlo. Eran una parte importante de ella, de su vida, y no quería tener que deshacerse de cosas que significaban tanto para ella.

Felipe había hecho lo mismo.

«Estimado Felipe:

Me alegra mucho saber que tiene un gran aprecio al arte y a las buenas costumbres. Espero poderlo ver pronto, me alegraría mucho saber más sobre sus planeadas inversiones a los pintores regionales.

Espero saber pronto de usted.

Atentamente, Shaye.»

Esa era la primera carta. De ahí, cada carta se volvía más y más personal y romántica.

«Mi querido Felipe:

Odio que tengamos que vernos apenas dos veces al mes. No es suficiente para disfrutar de tu compañía, y me temo que cada vez siento más la desesperanza.

Mi padre ya lo decidió: dentro de tres meses me casaré con el marqués de Shirza, y temo que nuestra relación será muy complicada. ¿Estoy loca por querer seguir contigo aunque ante los ojos de Dios sea de otro hombre? Porque quizá mi cuerpo lo sea, pero mi corazón está contigo.

Oh, Felipe. No sé qué hacer. Y no, no huiré contigo, antes de que vuelvas a sugerirlo. Mi madre sigue viva, no quiero irme de su lado cuando todavía puedo pasar tiempo con ella antes de que sea demasiado tarde. ¿Te gustaría, sin embargo, pasar un tiempo en mi casa? Mi padre te adora, y estoy segura que podemos ser lo suficientemente discretos como para no levantar sospechas. Lo hemos sido por meses.

Con amor,

Shaye.»

«Amado mío:

Me enteré de lo que te dijo Roger. Dios mío, cuanto lo siento. Es mi culpa, fue todo mi culpa.

Creo que lo mejor será que dejemos de tener contacto por un tiempo, porque no sé de lo que sea capaz. No quiero que te haga daño.

Con amor y el corazón roto,

Shaye.»

«Felipe:

¿Es que no entiendes? Si no temes por tu vida, teme por la mía. ¿Sabes lo que tu tonta visita ocasionó? Ahora no puedo ni mirarme el cuerpo sin horrorizarme por el color. Él está convencido de que eres la víctima aquí, y castiga a la victimaria.

Así que a ver si te queda claro de una vez que no importa cuánto me ames o cuánto te ame yo a ti, no podemos estar juntos.

-Shaye.»

La última carta rompió el corazón de Nairi. A Shaye la maltrataba el marqués, ella incluso temía por su vida, pero no pudo zafarse de su terrible destino. Ahora entendía por qué Felipe estaba convencido que el marqués había asesinado a su esposa; era probable que hubiera descubierto el amorío y se hubiera vengado, matándola. Aún si no había sido así, entendía por qué Felipe lo creía.

—Bueno, eso resuelve la razón por al que Felipe estaba involucrado.

Nairi no pudo evitar sacar cuentas. Felipe tuvo que tener más o menos quince años. Se podía imaginar, quizá demasiado bien, el trauma que ocasionaba saber que alguien había asesinado a alguien que amaba. Por un largo momento sintió lástima por el joven que, tan envenenado por el odio y la tristeza, había decidido que la venganza era el mejor camino y que, para conseguirla, tendría que matar.

La heredera durmiente: el despertar © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora