Aurora no creyó jamás que agradecería tanto el abrazo de una persona que apenas veía, pero cuando vio a Maléfica el día siguiente y la apretó contra sí, el agradecimiento fluyó por sus venas y salió en forma de lágrimas por sus ojos.
Era increíble pensar que, de no ser por ella, Aurora no estaría donde estaba en ese momento. Para empezar porque quién sabía qué habría pasado en su vida si esta hubiera sido «normal»; para seguir, porque no habría conocido a Nairi, ni se habría apasionado de la manera en la que lo hizo por su reino y la ayuda a los demás. Quizá Julius seguiría viviendo lejos, hubiera tardado mucho tiempo en conocer a Mabel y era casi seguro que Felipe hubiera hecho de las suyas, pero ella hubiera estado más joven y menos preparada para afrontar la situación. Si de momento se sentía poco lista, no se podía imaginar su vida sin Maléfica y el hechizo para moldearla.
Mandaron llamar a Simon y a su familia. Desde que lo habían liberado, como tenían que tenerlo vigilado para evitar que hablara de más, al igual que al resto de cómplices/víctimas de Felipe, le habían dado posada a toda su familia en el castillo.
La niña, Ceci, mantenía su mirada fija en la nada. Su madre, Amanda, la movía como si fuera una muñeca de trapo la mayoría del tiempo; parecía más viva que muerta. Maléfica la analizó y, por milagro de los cielos, asintió.
—Puedo ayudar.
El alivio en el rostro de sus padres fue suficiente para hacerle olvidar todas sus preocupaciones. Y, cuando Maléfica logró que la niña volviera a la normalidad, ambos comenzaron a llorar sin consuelo. Amanda corrió y abrazó a Maléfica y luego a Aurora, con fuerza, olvidándose de cualquier protocolo o cortesía. A ninguna de las dos le molestó; de hecho, Aurora estaba muy contenta de haber podido hacer algo bien.
Era un problema menos en la larga lista de preocupaciones.
Marie era uno. Cuando se fue a Ment, de repente, le dejó a Mabel todo el trabajo de organización de eventos. Ese no era su trabajo y era la primera vez que organizaba algo de tanta magnitud; así que entre su trabajo en la cocina, reducido debido a su demás trabajo, y contactar con tantos miles de proveedores, confirmar asistencias, decoraciones, el coro, los obispos, las ropas ceremoniales y demás, Mabel estaba a punto de colapsar. Nairi ayudaba en lo que podía, sobre todo en la cocina, y Julius la intentaba orientar lo mejor que podía, pero él también cargaba con mucho trabajo.
Aurora no podía dejar de pasar largas horas a un lado de Mabel, intentando ayudar, pero ella misma ya debía de comenzar con sus obligaciones.
—¿Marie ha enviado algún tipo de información sobre cuándo va a venir? Ya no falta nada para la coronación. ¿Va a estar aquí, siquiera? —preguntó Aurora, terminando de aprobar la propuesta de gastos que Julius le presentó.
—Deja que venga esa chamaca, que me va a escuchar —dijo Mabel, el ceño fruncido y la vista fija en las decenas de hojas delante de ella.
Julius se rio entre dientes.
—Mandó una carta que llegó ayer por la tarde, olvidé decirte —informó—. Dice que tuvo problemas y que llegará el día de la coronación.
—¿Qué tantos problemas puede tener? Sus responsabilidades son acá, ¿qué tanto hace allá?
Julius se encogió de hombros.
—Fue muy escueta.
Pero Aurora no tenía tiempo para preocuparse pues el rey, Humberto de Weslia, llegó a Eadburg tres días antes de la coronación, en uno de los momentos más inoportunos —y oportunos a la vez— en los que pudo haber llegado.
—¿Cómo que te vas a casar con Donovan? —Nairi parecía indignada, con los brazos cruzados sobre su pecho. Aurora apenas tenía la valentía de verla a los ojos. Había retrasado decirle lo más que había podido, pero era tiempo. Si todo salía como lo había planeado con Donovan, pocos días después de la coronación se casarían. Querían anunciar su compromiso al final de la coronación.
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La heredera durmiente: el despertar © [TERMINADA]
خيال (فانتازيا)Esta es la secuela de "La guerrera durmiente: la maldición." La primera parte está terminada en mi perfil. *** Casi siete meses después de caer bajo el hechizo de Maléfica, Aurora despierta. Ya no es la misma joven que huyó del castillo, pero l...