Capítulo VI: Disculpas

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Me desperté porque escuchaba un pitido desagradablemente constante cerca de mí, apenas abrí los ojos una luz blanca me cegó y cuando me pude adaptar a la luz me di cuenta que estaba en una habitación de hospital, intente moverme pero la cabeza me dolía a montones, llevaba puesto estas típicas batas de hospital «La incomodidad representada en una cosa» y en ese momento vi a alguien entrar a la habitación pero aún me costaba bastante enfocar la vista, así que no les podría decir quién era.

— Estoy enojada contigo — esa voz que conocía tan bien, la voz de Adelina hizo que sin querer me pusiera a sonreír — Es en serio Lara, me asustaste — borré la sonrisa que tenía en el rostro y con gran esfuerzo me moví en la cama

— A la próxima que me desmaye te voy a avisar — le plantee en lo que salió entre tono burlesco y un quejido.

— No puedes ir por la vida provocando a la gente para pelear — explicó ella en un tono suave y se sentó en una silla al lado de la cama, ahora que estaba más cerca la pude ver con más claridad

— Tampoco es que me agarre a golpes con la primera persona que encuentre Ad — solté un suspiro y me comencé a mover en la cama, consideraba que las camas de hospital eran lo más incómodo que podía existir en la vida.

— Lara te desmayaste — lo comento un poco preocupada y alterada.

— ¿Y? tampoco es que me fuera a morir — le respondí y me senté en la cama. 

— ¿Y si te pasaba algo más grave? no se ¿Y si entrabas en un coma? — nuevamente se estaba alterando ella levantó el tono de voz por la angustia o algo así, pero seamos realistas, era poco considerado hacer pasar a Adelina por esto teniendo en cuenta que estaba embarazada. 

— No lo hubiese lamentado — le respondí en un tono serio, pero era verdad, golpee a Jonathan y eso era suficiente para sentirme bien conmigo misma — Quizá tú le podrías enseñar a tu pareja a no andar provocando a la gente — no sé cómo lo hice pero me levanté de la cama y Adelina me miro preocupada — Porque te recuerdo que fue él el que me comenzó a empujar contra la pared — me dirigí a mi mochila que estaba en una silla y saqué mi portátil y lo abrí, la pantalla está rota y no prendía, quizá que otras cosas más tenía que ahora la porquería no quería funcionar — Lo que me faltaba — deje el portátil sobre la mochila y mire a Adelina la cual me miraba preocupada — 4 años de información ¿Hace cuánto le hice el último respaldo? — me llevé las manos a la cabeza y en ese momento sentí la razón del dolor de cabeza, tenía un parche en la cabeza que estuve toqueteando un rato para inspeccionar más o menos qué tan grande era la herida que había debajo de él.

— Te lo hiciste cuando te desmayaste, te caíste y te golpeaste la cabeza — informó Adelina que seguía sentada en la silla mirándome, no había ningún tipo de resentimiento o empatía, lo dijo casi como si me lo hubiese merecido, que siendo realistas si me lo merecía.

— Necesito un portátil nuevo — comente evitando el tema y sin pensarlo mucho, no estaba en condiciones de pensar en arreglar la porquería que tenía por portátil.

— No puedo creer que en lo único que piensas es en el trabajo — criticó ella, como si ella no lo hiciera de todos modos y yo me gire de forma brusca cosa que lamenté.

— ¿Trabajo? ¿Tú crees que esto es por trabajo? — Le dije señalando el portátil descompuesto que estaba en la silla — ¿Sabes cuanta información acabo de perder por culpa de tu noviecito adicto con problemas de autocontrol? — me lleve la mano a la oreja y comencé a tirármela — No puede ser tan malo ¿Cierto? quiero decir ¿Cuánto dinero podía valer esa información? — Intente hacer un estimado pero la cabeza no me daba para tanto, me dolía por el más mínimo intento de intentar hacer un estimado de dinero.

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