Capitulo I: Poniéndolos al Día

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Ya había pasado un poco menos de un año desde la última vez que Adelina y Lara habían hablado, les haré un pequeño resumen de las vidas de cada una, pero no les prometo que será lo mejor que leerán en sus vidas, ni tampoco algo muy prometedor pues hay cosa que a mí como narrador tampoco me agradan, pues cada una decidió continuar con su vida después de esta "relación" que tuvieron.

Lara finalmente se hizo cargo de las Joyerías de su padre, se fue a vivir a Chrétien en donde intenta mantener una especie de relación con el pelirrojo que responde al nombre de Ronald, sin embargo esta relación es de lo más extraña, pues a pesar de estar viviendo juntos Lara y Ronald casi no se hablan, se mantienen juntos por temas de ser cara pública pero nada más que eso, porque con el tiempo Ronald se dio cuenta de que no podía competir contra Adelina, así que se mantuvieron bajo un trato entre ellos dos: en las galas y cosas de prensa se presentaron como pareja, mas en la vida personal no serían más que amigos.

Por otro lado Adelina los primeros meses después de lo de Lara no se molestaba en salir de la oficina, los balances de la empresa en Alemania andaban bien y esas eran buenas noticias, conoció a un chico, alto musculoso que se llama Jonathan, con un bronceado excesivo pues el chico hace surf en sus tiempos libres y se llevan bastante bien, a tal punto que terminaron siendo pareja, pero tampoco es que Jonathan pudiera competir contra todo lo que le provocó Lara en Adelina, sin embargo la imagen de Jonathan al lado de Adelina le sirvió para formar una imagen muy heteronormada para la prensa y así terminar con los rumores que Henshaw había esparcido de ella en la aristocracia, como sea ambos salían ganado, pues Jonathan no trabajaba y no se molestaba en hacer otra cosa que no fuera ir al baño, comer la comida que Adelina compraba con su dinero, dormir e ir a surfear. Esto Adelina lo veía como la forma que tenía de pagarle a Jonathan por todo lo que hacía por ella, sin embargo hay cosas que no van a cambiar nunca.

Así que ahí estaba, entrando a las oficinas de Gregsons Corp. para poder hablar con Adelina luego de casi un año que no iba a la oficina y no iba ahora porque después de casi un año asumí que la extrañaba, no señores, iba porque Adelina llevaba aplazando la firma del contrato casi 6 meses ¿Se pueden creer eso? y no sabía si es que Adelina sabía que no podía seguir aplazando la firma de este contrato porque si no lo firmaba me vería obligada a buscar otra persona y Gregsons Corp. se vería perjudicada.
Entre al edificio y como si se tratara de mi propia empresa subí al último piso, que si mal no recordaba era el piso en el que Adelina tenía su oficina, cuando escuche el Ding del ascensor sentí como el estómago se me apretaba, intente calmarme y me puse derecha, me baje del ascensor y con paso decidido camine a donde estaba Samantha, ella me miró y en ese momento me alegré por verla a ella y no a otra persona.

— Hola — le salude y le sonreí — ¿Esta Gregson? — a poco y se me había olvidado cómo se pronunciaba el apellido de Adelina.

— Si quieres hablar con ella deberías agendar una cita Lara, lo sabes — informó Samantha mirándome con una cara desconcertada y yo asentí con la cabeza, en ese momento Adelina salió de su oficina y le pasó un papel a Samantha.

— ¿Puedes ir a la farmacia a comprar esto? — preguntó la empresaria, sentí como me ponía aún más nerviosa, aparentemente ella no se dio cuenta de que yo estaba ahí.

— Claro Srta. Adelina ya vuelvo — Samantha tomo el papel y se levantó de la silla, en ese momento Adelina me miró como intentando recordar mi rostro.

— Perdón por venir sin avisar — murmuré o balbucee de la forma que pude por que los nervios me estaban ganando — Pero no podemos seguir aplazando la firma — termine de decir como sea que me hubiese salido la frase.

— Estás cambiada — comentó en voz baja más para ella que otra cosa y me hizo un gesto para que pasara a su oficina — Te cortaste el cabello — yo inspeccione la oficina, seguía igual, el pequeño robot que estaba en el escritorio llamó mi atención.

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