Capítulo XXVII: El Juicio.

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Me desperté porque mi celular estaba sonando, me costó un poco levantarme para darme cuenta que Adelina lo había tomado y había contestado la llamada ella, estaba parada en el umbral de la puerta de la sala de estar y yo la miraba un poco desorientada, cuando terminó la llamada me devolvió el celular.

— era Keira — Dijo Adelina y yo tomé el celular — Dice que te va a mandar unos papeles, que los imprimas y que los tenemos que tener firmados antes de que ella llegue en dos días más — Me explicó la empresaria y yo asentí con la cabeza.

— ¿Algo más? — le pregunte mientras caminaba a las escaleras para ir a buscar ropa.

— No, nada — Dijo Adelina con simpleza.

Abrí el armario de Adelina esperando encontrar ropa formal, pero en vez de eso encontré todas las sudaderas que Adelina me había robado desde el inicio de los tiempos.

— Encontré el tesoro escondido — le dije a Adelina que me miraba desde la puerta de la habitación.

— UPS — dijo Adelina y se acercó a mí — es que me gusta el olor de tus sudaderas — dijo abrazándome por la cintura y escondiendo su rostro en mi hombro.

— ¿Si? ¿Y necesitas todas estas sudaderas para recordar mi olor si es que me tienes al lado tuyo 24 horas los 7 días de la semana? — le dije con un tono burlesco.

— De todas formas te ves mejor sin todas esas sudaderas — dijo desde mi hombro

— De todas formas creo que deberías devolver un par cada cierto tiempo, es como para no usar las mismas dos sudaderas todo el tiempo — ella negó con la cabeza. — si me quieres ver desnuda solo me lo tienes que decir cariño — le dije e intente darme vuelta pero ella se aferró más a mí y eso evito que pudiera llevar a cabo la acción.

— Lo se Mo ghrá — dijo ella desde mi hombro — pero no es eso lo que quiero ahora — dijo en un susurro.

— ¿Y qué es lo que quieres? — le pregunte.

Ella solo se aferró más a mi sin decir nada y después nos tiramos en la cama, nos quedamos gran parte de la mañana holgazaneando en la cama, entre siestas y mimos, hasta que me levante para imprimir las cosas que Keira me había mandado, Adelina se quedó acostada mientras que yo revisaba los papeles, finalmente ambas estuvimos de acuerdo y terminamos por firmar. Los días pasaron mientras nosotras holgazaneamos en la cama, Adelina me afirmaba que no estaba de ánimo para trabajar y mientras más se acercaba el día en el que se suponía que llegaría Keira más nerviosa y ansiosa se ponía, fuimos a buscar a la inglesa al aeropuerto, en donde no nos demoramos en encontrarla, ella me saludo con un afectuoso abrazo el cual yo no dude en corresponderle y luego saludo a Adelina con un apretón de manos, eso fue todo el contacto físico que la empresaria acepto por parte de la abogada, después de nuestro emotivo encuentro nos fuimos al auto en donde maneje yo, Adelina iba de copiloto y Keira en el asiento trasero mientras me ponía al tanto de su vida amorosa y amistosa.

— ¿Y recuerdas a los del club de robots peleadores? — me pregunto Keira y yo hice un sonido de afirmación. — Esos nerds están trabajando en Apple y en SuperTec Industries — dijo con naturalidad.

— No me esperaba menos de ellos — le dije mirándola por el retrovisor del auto y volviendo mi vista al camino.

— ¿Club de robots peleadores? — me pregunto Adelina mirándome.

— Oh, Claro, él es el club de pelea robótica, tú tienes casi todas de mis playeras y sudaderas sobre eso en tu armario ¿O lo olvidas? — le dije sin despegar la vista del camino — es solo que Keira nunca fue capaz de decir bien las cosas, es más me sorprendió que te hubieses graduado con honores del MET luego de haber discutido con uno de tus profesores porque te bajo la calificación por mala pronunciación — le mencione esa pequeña anécdota.

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