Capítulo XXIX: Asuntos, Festividades, Fiestas y Misterios.

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*P.O.V. Adelina*

Me desperté temprano como ya era de costumbre, Lara seguía durmiendo en la cama, preferí dejarla dormir ya que últimamente ella había estado durmiendo mal, me metí a la ducha y me di un baño, creo que nunca en mi vida había necesitado tanto una ducha, cuando salí de la ducha me volví a poner pijama, me amarre el cabello y me acosté otra vez en la cama.

— hey ¿Todo bien? — Me preguntó Lara en un susurro apenas abriendo los ojos.

— Si Mo ghrá — le dije de la misma manera.

Ella se movió un momento en la cama, me abrazo me miro — No te vayas a ningún lado — dijo en un susurro y no pude evitar sonreír frente a la declaración que acababa de hacerme.

— Aún es temprano para irme a alguna parte, así que sigue durmiendo amor — le dije, ella asintió levemente y no se demoró en quedarse dormida.

Yo, por otro lado, me quede despierta, aún eran las 6 de la mañana y me veía incapaz de dormir, de manera inconsciente me quede repasando cada una de las facciones del rostro de Lara, se veía simplemente hermosa y calmada, me encantaba el cómo era, los gesto que hace con el rostro cuando trabaja, esos tics nerviosos que tiene o el simple hecho de que se preocupara por mí, se despertaba cada vez que yo me levantaba de la cama en la noche, si necesitaba algo me lo traía e incluso lo iba a comprar si es que era necesario, Díganme ridícula pero realmente me encantaba esta chica, no sé qué había hecho para merecer una persona así pero estaba completamente agradecida y feliz de tenerla conmigo.
Me acomode en la cama y me quede divagando un momento, creo que era uno de los pocos momentos en los cuales me podía dar el lujo de hacer eso, recorrí la habitación con la vista, era grande y excesivamente espaciosa, es más podría jurar que si sacaran la cama de la habitación lo más seguro es que tuviera eco, había un escritorio y una televisión pero el control de este aparato parece no estar por ningún lado, un armario bastante grande la verdad, uno que otro mueble, unos cuantos libros y una ventana que daba al patio de la casa que, como ya era de costumbre, Lara no había cerrado. Con el tiempo me había acostumbrado a que Lara no cerrara las cortinas de la habitación, desconocía totalmente de dónde provenía esa costumbre, pero no me molestaba ya que a la hora que yo usualmente me despertaba aún estaba oscuro, me quedé en la cama hasta las 10 y fue hasta esa hora porque realmente no encontraba qué hacer, no estaba en mi casa y Lara parecía no querer despertar, tocaron la puerta de la habitación y yo me levanté a abrir, era una de las primas pequeñas de Lara, no debía tener más de 10 años.

— La tía Rossmery dice que si no bajan a desayunar ahora tendrán que aguantarse hasta el almuerzo — Dijo la pequeña mientras jugaba con el borde de su playera, yo le sonreí y asentí.

— Voy a ver si puedo despertar a tu prima — le dije y la pequeña asintió para irse, yo volví a cerrar la puerta y me dirigí a la cama — Oye — le dije a Lara que estaba durmiendo sobre su estómago — Oye, tenemos que ir a desayunar — le dije y sin querer solté un bostezo.

— Tú tienes sueño, no es necesario que bajemos — dijo balbuceando sin moverse.

— Amor tengo hambre — le dije y me deje caer en la cama al lado de Lara y ella se dio vuelta para mirarme, entre cerró los ojos y me inspecciono.

— Akaor taui mye schefauatauo tauemyakaramo — dijo en un suspiro y se levantó de la cama.

— Español por favor — le dije con gentileza y me miró.

— Por ti me levanto temprano — dijo ella y se acercó a mí para darme un beso delicado.

— Es porque me amas — le dije cuando se alejó de mí.

— Así es — dijo ella sonriendo y se estiro — me voy a duchar, si quieres tu baja — me dijo y se metió al baño.

— ¿Y qué me hagan un exorcismo? — le pregunté con ironía y ella se rio para luego negar con la cabeza — Te espero abajo — le dije y me levante de la cama.

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