Capítulo XXVIII: Periodos y Cambios de Humor.

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Nos despertamos temprano por la mañana, la verdad es que no teníamos nada que hacer, yo tenía que llamar a mi padre para ver bien con quien dejaríamos a cargo de la empresa en lo que yo me tomaba un tiempo para procesar bien las cosas, Adelina se quedó acostada en lo que iba al armario para sacar mi ropa y eso me llega un mensaje de mi madre explicándome que le iban a celebrar el cumpleaños a uno de mis primos en un par de días más y que, por si fuera poco, debía ir a hacer acto de presencia a la casa de mi tía.

— Oye — dije mirando mi celular — resulta que mi primo está de cumpleaños en un par de días más — Adelina me miró y yo volví a mirar mi celular — Es en la casa de mi tía ¿Me acompañas? — le pregunté y ella me miró.

— Bueno, creo que me haría bien alejarme de la ciudad un par de días — dijo ella con simpleza.

— Bien, le diré a mi madre que iremos — le dije y me puse a mandarle el mensaje a mi madre.

— ¿Cuál de todos tus primos es el que está de cumpleaños? — Me preguntó y yo me levante de hombros — ¿Qué piensas regalarle? — yo levante mi vista de mi celular.

— Mi presencia — le dije en tono burlesco — que aprendan a conformarse con eso — le dije y ella negó con la cabeza en modo de poca aprobación — No sé, le daré dinero o algo, mi madre me dice que es Muriel el que está de cumpleaños — añadí mirando el celular — y que va a cumplir 21, quizá le pueda regalar un tequila — añadí comentario y me tire en la cama al lado de Adelina. — ¡o no ya se! Le puedo dar un certificado para que se gradúe de la escuela — le dije y lo único que me gane fue un golpe en el hombro — ¡Oye! Es verdad, nadie se gradúa de la escuela con 21, debió haberse graduado con 18 — le dije y ella frunció el ceño — o un libro puede ser, pero dudo que sepa leer — ella me dio otro golpe.

— ¿Por qué te llevas tan mal con tus primos? — Me preguntó.

— Por cosas de la infancia — le dije y mi buen humor desapareció al instante.

— Puedes regalarle un Longboard — dijo ella para levantarse de la cama y deleitar mi vista con su perfecto cuerpo desnudo.

— puede ser ¿Por qué la sugerencia? — le dije sin poder quitar mi vista de ella.

— La edad, aprender a andar en Longboard es más sencillo que el Skateboard al menos en mi opinión— dijo caminando al armario.

— ¿Sabes andar en Skateboard? — le pregunté y ella se puso una des sudaderas que le llegaban a la mitad del muslo.

— Si — dijo con simpleza y sin mirarme mientras se ponía unos shorts de pijama — ¿a cuánto vive tu tía de aquí? — Me preguntó y me miró.

— No lo sé, a tres horas de mi casa — le dije haciendo un aproximado mal hecho — mi madre me mandó la dirección de todas formas — mire mi celular, mi madre no había parado de mandarme mensajes en toda la semana — y dice que debemos estar allí el día anterior — dije con fastidio y le escribí un "ok." A mi madre de la misma forma que hacía ella conmigo. — seguro mis tías terminarán haciéndome un exorcismo — añadí como anécdota.

— Bien, mañana salimos temprano entonces — dijo ella y se movió por la habitación — ¿Te quedarás hay todo el día? — Dijo acercándose a mí — Ponte ropa aunque sea pecadora — dijo en tono burlesco.

— Creo que el diablo me dice que no — le dije siguiéndole el juego.

— ¡OH NO! — Dijo exagerando— ¿Y ahora qué haré? Alguien me tiene que acompañar a la boda de mi hermana, pero que fatídico día, me eh quedado sin acompañante — dijo de forma dramática mientras se llevaba una mano a la cabeza para darle más dramatismo.

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