Capítulo XII: Viejas Amistades

995 99 2
                                    

Me levante porque escuche a Adelina que me llamaba desde la habitación de al lado, no sé cómo lo hice pero de alguna forma llegue a mi habitación sin siquiera abrir los ojos, me detuve en la puerta y la mire, ella estaba sentada en la cama y me hizo un gesto para que me acostara al lado de ella y yo le hice caso sin siquiera decir nada, me acomode a su lado, me tape con las mantas de la cama y volví a retomar mi preciado sueño, no me di cuenta que me quede dormida hasta que escuche unos pasos pesados por la habitación y en ese momento me desperté para ver a Jonathan parado cerca de la cama, estaba por darme media vuelta para seguir durmiendo pero vi el reloj que había en la mesita de noche y eso me hizo levantarme, recién en ese momento caí en cuenta que andaba en pijama que, si no recuerdan, por lo general era una sudadera y bragas, la verdad es que no me molestaba que Adelina me viera de esa forma, lo que me molesto fue la presencia de Jonathan en la habitación y el modo en el que me miraba mientras me dirigía al armario para sacar unos shorts.

— ¿Sabes que sería fantástico? — pregunté mientras cerraba el armario con los shorts aun en la mano — Que dejaras de mirarme Jonathan —el ambiente se tensó rápidamente porque seamos realistas aquí todos sabían que era capaz de golpear a Jonathan si es que de pronto así se me apetecía y poco me importaba si es que chico me sacaba un par de metros de altura o que fuera más musculoso que yo y yo hice el esfuerzo de ponerme ropa, el día no estaba para usar shorts pero era para andar por casa y para taparme un poco — ¿Desayunaste? — pregunte finalmente dándome vuelta para mirar a Adelina y ella asintió con la cabeza — Bien, tengo unas cosas del trabajo que hacer, así que estaré en la cocina cualquier cosa — le comenté saliendo de la habitación.

Me dirigí al auto en donde había dejado mi mochila el día anterior y me volví a meter a la casa últimamente no había ni intentado trabajar y como mínimo debía comenzar a ponerme en ello si es que no quería que mi padre me regañara luego, me senté en la mesa de la cocina y puse el portátil en la mesa, aún tenía que recuperar información que había perdido con el incidente con Jonathan porque en temas de trabajo no tenía mucho que hacer teniendo en cuenta que estaba con licencia médica, me puse a revisar los correos del trabajo, independiente de que tuviese licencia o no de todas formas me llegaban un montón  de correos al día, así que con su buena taza de café me quedé trabajando hasta que llegó Alejandra con Jamal, el chico se quedó sentado el lado mío mientras yo trabajaba, a veces lo encontraba mirándome confundido y yo solo le sonreía.

— Ten — le entregue mi móvil, estábamos en mi casa y aquello era lo mínimo que podía hacer — Pide algo para que almuerces — el chico asintió feliz.

Estuve un rato más trabajando hasta que escuche el timbre sonar, seguramente era la comida que había pedido el menor de los Gregsons y con las llaves en mano salí de la casa, la chica que estaba parada del otro lado de la cerca esperando que alguien saliera a abrir no parecía un repartidor, al contrario su cara se me hacía conocida, era una chica morena con el pelo teñido de un rojo fuerte, llevaba una cazadora negra, jeans y botas estilo militar, mire a la chica de cabello rojo un momento más, su rostro se me hacía muy familiar mas me costaba recordar de dónde era, cuando la chica noto que me había quedado parada en la puerta mirándola me sonrió y me saludo con la mano dejando a la vista un brazalete que conocía bastante bien, en ese momento mi mente conecto todos los puntos era Keira, ¿recuerdan a mi ex de la universidad? era ella, no podía ser ninguna otra persona su rostro era inconfundible, me  extrañó que estuviera parada ahí, o sea ya de por si era raro que estuviera en el país, en Chrétien específicamente, yo camine a la reja y le abrí para que pasara, en ese momento me abrazó y me quedé quieta sin poder siquiera reaccionar al abrazo.

— Hola — saludó una vez que se separó de mi.

— Hola — no estaba segura de que decir en aquel momento, nunca creí volver a ver a Keira otra vez en mi vida hace años que había asumido que no le vería nuevamente — este... ¿Qué haces aquí? — le pregunte un poco confundida mientras caminaba otra vez a la casa y ella me seguía.

— Tenía un caso importante aquí en la ciudad — abogada tenía que ser, ella me siguió dentro de la casa — Espero que no te moleste que hubiese pasado, solo pensé que sería bueno volver a vernos — fue Keira quien cerró la puerta de la casa detrás de ella una vez que estuvimos dentro de la casa.

— De hecho, creo que me podrías ayudar — la invite a sentarse en la sala de estar, Keira había estudiado en el MET para ser abogada y por lo poco que sabía hacía bastante bien su trabajo — Necesito investigar a una persona — ella asintió con la cabeza al ser abogada en el Reino Unido quizá me podría ayudar consiguiéndome el expediente de Jonathan, quiero decir los abogado del Reino Unido eran cosa sería y tenían una red de informaciones correspondiente a la abogacía bastante solida a lo largo del mundo.

— ¿Qué es lo que tienes? — me dijo sacando su celular y haciendo unos movimientos rápidos sobre la pantalla del aparato mencionado aparato.

— Se llama Jonathan Palmer — estaba  intentando acordarme de toda la información — es de Australia, se iba a casar pero lo acusaron de abuso sexual y agresión, creo que su familia lo aborrece, estuvo involucrado en la muerte de un chico y con drogas — ese era el resumen resumido de la información que tenía o mejor dicho, que recordaba en ese momento.

— ¿De dónde salió este tipo? — me pregunto mirando su celular.

— Lo mismo me estoy preguntando — le dije sin más y en ese momento entró Jamal a la habitación — Hola enano ¿Ocurre algo? — le pregunté con un tono amigable mientras me levantaba del sillón.

— Tengo hambre — yo asentí con la cabeza, de todos modos ya había pedido comida así que no le quedaba otra que — y hay alguien afuera.

— Tengo que ir — le señalé a Keira y ella solo asintió extrañada, salí de la casa otra vez y esta vez realmente era el repartidor, le pagué y él me paso la comida que había pedido Jamal, yo entré otra vez a la casa y deje a Jamal comiendo en la cocina para volver con Keira.

—  Lo procesaron hace unos años — me indicó Keira mirando su celular — y hay pruebas de las acusaciones que le hicieron — esta vez me paso el celular en la cual tenía unas fotos en donde se veía una chica de no más de 20 años, tenía partes del rostro morado y la ceja partida, eso fue todo lo que vi porque habían más fotos pero no me dio el estómago para ver el resto de las fotos.

— Bien, creo que es todo lo que necesito saber, gracias Keira — me senté al lado de la pelirroja.

— ¿Es tu hijo? — preguntó ella con un tono extraño.

— No, es el hijo de la hermana de una amiga — lo mencioné como si fuera lo más normal cuando realmente hilar aquellas frases sin tener claro el árbol genealógico de las personas era complicado — Esta aquí porque mi amiga tuvo accidente y está en cama, se está quedando acá hasta que se recupere — explique sin que existiera siquiera la necesidad de explicarlo — tiene como 10 años ¿En qué momento hubiese tenido un hijo? — me burlé para alivianar un poco el ambiente.

— Mío no sería — Keira estaba divertida, en ese momento sonó su celular y se levantó del sofá — Me tengo que ir, unos problemas con uno de mis clientes — yo la acompañe a la puerta — Te mandare los archivos de esta persona — me ofreció sin que siquiera se los pidiera, me dio un beso en la mejilla en modo de despedida — Fue bueno volver a verte Lars — Dijo ella para dirigirse al auto que se encontraba estacionado fuera de la casa.

Yo me quede parada en la puerta de la casa mientras veía el auto desaparecer en la calle con el ceño fruncido, aún estaba confundida por lo que acaba de pasar y por el simple hecho de volver a verla luego de tanto tiempo, cuando salí de mi estado de trance volví a entrar a la casa y me dirigí a la habitación en la que se encontraba Adelina, no me importo mucho que Jonathan y Alejandra estuviesen en la habitación, yo solo me deje caer de cara en el lado de la cama que estaba desocupado, sentí el frío y delicado tacto de Adelina en mi cabeza, comenzó a jugar con mi cabello mientras que hablaba con su hermana y con el surfista, extrañaba con cada fibra de mi ser lo que sentía estar con ella, me concentré en el constante movimiento de la mano de Adelina hasta que me quede dormida.

Joyerías IzaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora