Capítulo XXI: Viviendo con el Enemigo.

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*P.O.V. Adelina*

Cuando llegamos a ZME con Dante lo primero que vi fue a Jonathan que estaba en la estación de trenes, yo me quede quieta como queriendo morirme en ese mismo momento y deseando que fuera un sueño, pero cuando el surfista llego a mi lado y tomó el pequeño bolso que llevaba conmigo me di cuenta de que realmente no era un sueño, me sobresalte cuando sentí su mano rozar la mía y vi como Dante se ponía a la defensiva, yo le puse la mano en la cabeza del cachorro como dándole a entender que aún no era el momento para matarlo, porque si estaba segura de algo y es que Lara se había encargado de adiestrarlo de tal forma que el cachorro sabía cuándo una persona era una amenaza, consideraba que Dante era un animal bastante inteligente sobre todo para la corta edad que tenía el cachorro, Lara también había hecho un buen trabajo adiestrándolo en solo dos meses.

— Tranquilo hermoso — intenté tranquilizar a Dante porque no me apetecía tener problemas precisamente ahora y Jonathan me quedo mirando.

— ¿Así que ahora tienes un perro? — su tono de voz siempre era tan desagradable y solo faltaba esa acción para que Dante se pusiera a la defensiva otra vez.

— Si — fue una simpleza firme en la respuesta que hizo que ninguno de los dos continuara con ese tan "emotivo" reencuentro.

Jonathan se limitó a asentir con la cabeza y nos fuimos a la casa, para mi sorpresa cuando llegamos a la casa esta estaba muy ordenada, Jonathan había movido todas las cajas y las había dejado en el garaje apiladas, ordenadas y marcadas, había levantado la ropa que tenía tirada por todas parte, lavo los trastes de la cocina y había movido su tabla de surf al patio, no la había limpiado pero por lo menos la casa ya no estaba llena de arena gracias a eso, la primera media hora Dante inspeccionó el entorno y yo me senté en la mesa de la cocina para trabajar, Jonathan se movía por la casa de forma nerviosa mientras seguía a Dante, me daba miedo que le hiciera algo al cachorro, no porque el galgo saliera lastimado si no que porque Dante le podía hacer algo a Jonathan y yo en lo personal no estaba de ánimos para ir al hospital por una mordedura de perro, Si bien la raza de galgo era una raza de perro delgada y rápida, por lo general no se utilizaba para defensa, pero a Lara ya le había pasado un par de veces que jugando Dante le mordía el brazo causando así un par de heridas. Cuando me asegure de que Jonathan no le hiciera nada a Dante me concentré en trabajar, tenía tanto trabajo pendiente que con suerte me acordé de comer porque me dio hambre, pase casi toda la noche trabajando, Dante se echaba cerca mío o se mantenía dando vuelta por el rededor.

— ¿Vienes a dormir? — preguntó Jonathan desde la escalera extrañamente dulce, con ese tono voz que usaba cuando recién nos estábamos conociendo.

— Tengo mucho trabajo — no me molesté en mirarlo, mas de una forma u otra le estaba diciendo que no iba a ir a dormir, mucho menos con el.

— Bien, solo no te quedes hasta muy tarde — finalmente lo escuche subir las escaleras.

Me quede sentada en la mesa de la cocina mientras me comía interminables paquetes de galletas y avanzaba con el trabajo, cuando ya estaba completamente agotada me fui a acostar en la habitación de invitados con Dante, me acomode en la cama sintiendo el calor del animal en mis pies y sin darme cuenta ya me estaba despertando al día siguiente por el sonido de celular, lo tome para mirar la pantalla y al ver el nombre de Lara en la pantalla conteste.

— ¿Todo bien? — fue lo primero que escuche cuando me lleve el celular a la oreja.

— Mejor ahora que te escucho — conteste de forma instintiva a la voz del otro lado de la línea mientras terminaba de despertar.

— Ad, estaba preocupada, no me mandaste un mensaje cuando llegaste — fue un tono triste en parte fingido, pero era verdad, se me había olvidado avisarle.

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