Una fiesta de disfraces inicio todo. Una inesperada coincidencia los lleva a vivir juntos, sin embargo la iracunda actitud del muchacho y la liberal vida de la azabache hace que el último año de universidad de ambos sea un maravilloso desastre.
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—No sé Historia, no quiero ir como la típica princesa— Dijo terminando de armar sus maletas.
—Hey yo iré de reina, vamos anímate! tienes que ir— Mikasa sonrió, que bueno que estaba hablando por teléfono con su amiga sino se hubiese tenido que aguantar su berrinche.
—Hablaré con Sasha para que me dé ideas. Historia tengo que tomar el vuelo, te aviso cuando llegue si?— comentó ella.
En 2 semanas más comenzaría un nuevo y último año de universidad, motivo por el cual debía viajar de vuelta a la capital, ella vivía juntó a su madre, su papá hace un poco mas de un año había fallecido.
—Mamá!! Ya me tengo que ir— gritó cargando la maleta hasta la entrada
Lamentaba mucho tener que dejar a su progenitora sola, pero ella tenía una beca en la mejor universidad del país, con una mensualidad que le depositaba el estado para gastos escolares y alimentación, por eso mismo no podía renunciar a esa gran oportunidad.
—Mikasa, estas segura que no quieres dinero,este mes nos ha ido muy bien con la florería puedo pasarte algo— ella negó con su cabeza.
—Ma, es tu dinero yo tengo lo del departamento más lo de la beca. Ya me voy antes de que se me haga tarde.
Abrazó a su madre mientras ella besaba su cabeza con cariño.
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—Mira te gustan estos?— pusó su teléfono delante del azabache.
—Tsk quita eso- comentó con la mirada fija en el televisor— Arg perdí, no ves que estaba jugando.
—Has estado jugando todo el dia— dijo la chica siguiendo al chico hasta la cocina.
—No te pedí que vinieras— comentó mientras abría una cerveza y sacaba un pan.
—Soy tu novia y quería saber si estabas bien.
—Te dije por teléfono que sí, fue una simple pelea— sacó un par de cosas de refrigerador— ya no volverán a molestar.
En ese momento sonó el timbre de su departamento. Él limpiándose las manos con un paño se dirigió hasta la entrada mientras la pequeña castaña lo seguía.
—Sí?— dijo una vez que abrió la puerta.
—Sr. Ackerman, lamento ser yo quien le dé esta noticia, pero dado el percance que tuvo con su vecino y la gravedad de las lesiones de este, la comunidad del edificio considera— se aclaró un poco la garganta al ver como la expresión del chico se volvía dura— eeem... que bueno... cancelaremos su contrato de arriendo, tiene un mes para...
