《 Maravilloso Desastre 》 •R•I•V•A•M•I•K•A•

XVI

Habían vuelto hace pocos minutos de recorrer el colorido pueblo natal de Mikasa, era realmente pequeño, tan así que todos con quienes se toparon saludaban enérgicamente a la azabache la que amablemente recibía el cariño y las invitaciones que le hacían. Levi quedo impresionado con la arquitectura del lugar, las calles eran estrechas con paredes con pintura alegre y trabajos en cerámica que le daban un toque especial.

—Recuerdas a Marco, él de la heladería?

Flashback

—Tomen cortesía de la casa— Comentó la señora de cabello cano entregándole dos conos de helados, uno de limón para Levi y uno de fresa para Mikasa— Espérenme tantito, vuelvo enseguida.

La Sra. Bott salió del negocio cruzando la puerta trasera que conectaba con su casa y volvió con un joven, probablemente su hijo, a arrastra. El chico era alto, muy alto, con su nariz cubierto con pecas que combinaban  con el café de su cabello, su facha dejaba bastante que desear según Levi, parecía recién despertado, incluso si lo sometimos a una mirada mas perspicaz se podía notar la marca de la almohada en su cabello y sus ojos hinchados de tanto dormir.

Llegó hasta la mesa donde estaban los azabaches, restregando sus ojos y abriéndolos como platos al ver a la chica.

—Mikasa— Pronunció avergonzado con su apariencia.

—Marco— dijo ella levantándose para darle un afectuoso abrazo— tanto tiempo, él es Levi un amigo, Levi él es Marco un amigo de la infancia— el castaño sonrió de manera amable al Ackerman quien lo miraba con recelo, no le gustaban los desconocidos, menos antiguos amigos de Mikasa. El azabache no atendió al gesto levantando su Helado y la cuchara para demostrar que tenia las manos ocupadas.

Fin del Flashback.

—mmm... no— Contestó Levi ganándose una mirada de reproche de parte de la chica— El que su mamá sacó de la cama para saludarte?

—Sí—dijo la chica sonriendo mientras preparaba la comida— El era mi prospecto de marido si me quedaba aquí, me imaginas casada atendiendo una heladería con 3 tres hijos?— Ella sintió un escalofrió de solo pensarlo mientras la mirada de Levi, quien dejó de poner la mesa, ahora le pedía que continuara— Nuestras madres siempre trataban de emparejarnos, pese a que nosotros no nos veíamos mas que como buenos amigos.

—No creo que te viera como una amiga hoy, te miraba como embobado, ni siquiera dejaba de sonreír— se quejó.

—Eso dices tú porque no sabes tener amigas— dijo negando con su cabeza.

—Como que no? y la cuatro ojos?— preguntó para luego pensar su ejemplo y replantearse— Bien, ella no cuenta. Las mujeres son complicadas.

Mikasa detuvo la cuchara con que revolvía la comida el estofado y lo miró cruzándose de brazos.

—No seas idiota Levi, todas las personas somos complicadas, no solo las mujeres, tu no sabes los problemas con los que carga cada uno.

—Vale, vale— dijo levantando sus manos— Disculpa, no he dicho nada— Mikasa soltó un pesado suspiro y volvió a la comida en silencio hasta que llegó su mamá.