Capitulo 27

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Cap. 27

-Pensé que estabas dormido.-me estremecí mientras el pasaba la esponja por mi espalda.

-Escuche el agua caer, supuse que estabas aquí y se me ocurrió hacerte compañía.-voltee y empecé a enjabonarlo a él.

-te voy a dejar bien limpiecito.-pase la esponja por todo su hermoso cuerpo.

-Oye, esa es mi parte sensible.-dibujo media sonrisa cuando toque su miembro.

-Es que si no te lavo bien te podrían comer las hormigas ¿Tenias chocolate ahí recuerdas?.-seguí frotando su miembro.

El roce de mis manos le provocó una erección instantánea y así empezaron las caricias y los besos acompañados de las maravillosas sensaciones que solo él es capaz de provocar en mí. Me cargó y me embistió debajo del agua hasta llegar al éxtasis, cada momento con él era incomparable.

-Me muero de hambre.-dije mientras nos vestíamos. Él se puso su pantalón  y yo me subía unos shorts.

-Si quieres te preparo algo de comer antes de irme.-dijo poniéndose la camisa.

-¿Sabes cocinar?-pregunte sorprendida terminando de ponerme una camiseta que me quedaba algo grande y tapaba mis shorts.

-Sí, vivo solo y no me gusta tener que comprar comida todos los días ¿tú no?-se ponía los zapatos.

-Pues no tuve quien me enseñara pero se cocinar algunas cosas básicas como arroz, pastas...-camine descalzo hasta él y peine su cabello.

-¿Es mi camiseta?-se dio cuenta que usaba la camiseta que me presto el día que amanecimos en su departamento después de embriagarnos.

-Si ¿Quieres que te la devuelva?-lo mire a los ojos y sonreí.

-Te queda mejor a ti, quédatela.-me dio un beso y mi estómago rugió del hambre.

-Lo siento.-dije avergonzada.

-Ven, te voy a cocinar algo.-nos fuimos a la cocina y busque los ingredientes que iba a necesitar.

Se colocó un delantal, se remangó la camisa y empezó a cocinar, se veía tan lindo. Lo miraba muy atenta y sonreía al ver lo sexy que se veía ese hombre de hermosa estructura en mi cocina, mejor dicho en la cocina de Elisa pero era a mí a la que le cocinaba.

-Deja de mirar mi trasero.-dijo de repente.

-No miraba tu trasero presumido, ni tan lindo que fuera.-dije desde el taburete de la cocina en el que estaba sentada.

-Si lo mirabas, eres una pervertida.-termino de cocinar el omelette y lo sirvió en un plato que puso sobre la mesa.

-Te crees la gran cosa ¿Verdad?-me senté en la mesa y le hice una mueca.

Apuestas peligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora