Capítulo 1

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Enamorarse de un mejor amigo, es algo muy doloroso, siempre y cuando es un amor no correspondido

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Enamorarse de un mejor amigo, es algo muy doloroso, siempre y cuando es un amor no correspondido.

Y es que esperas a que él sienta lo mismo que tú, y que en un futuro al fin se decida a expresar sus sentimientos, pero no.

Lo malo, es que creemos que porque nos dedica tiempo, nos cuenta sus cosas, su forma de tratar nos hace confundirnos, y vivimos en una burbuja que se rompe cuando nos damos cuenta de la cruda realidad.

—June, otra vez en las nubes. —Escuché la voz de Harper, sonreí negando al tiempo en que dejaba el periódico en la mesa. —No me digas que estás pensando en el idiota de Mason.

—No. —Hice una mueca llevando otra cucharada de cereal a mi boca. —Es solo que hoy es mi primer día de trabajo en la empresa O'Donell.

—Me alegra por ti. —Cogió un pedazo de pan, al igual que su chaqueta de mezclilla. —Tengo que irme, no quiero llegar tarde a clases. Te deseo suerte.

—Gracias. —Dije sincera.

Suspiré poniéndome de pie, y recogí los platos. Hoy es mi primer día de trabajo y estoy emocionada. Asimismo, hecha un manojo de nervios. De ahora en adelante estaré rodeada de caras nuevas, por lo menos espero llevarme bien con todos ellos.

Me puse una falda tubo de color gris, y una camisa blanca manga larga. Mis mejillas se encontraban rojas, creo que por lo nerviosa. Respiré hondo, cepillé mi cabello dejándolo caer en finas ondas en las puntas. Sé que puedo, lo lograré. Recuerdo cuando fui a presentar la entrevista, me sentí con los nervios a flor de piel, la verdad no sabía si mi perfil cumpliría para el puesto. Cuando me bombardearon de preguntas, me sentí segura de mí misma, llena de confianza, y di lo mejor de mí.

Al salir del apartamento, Mason se hallaba al lado de su lamborghini, me sonrió caminando hasta mí, estrechándome en sus brazos. Me dejé de llevar por las emociones y lo envolví apretándolo contra mí, sintiendo su olor varonil. Él es mi mejor amigo. El chico que siempre ha estado ahí para mí en las buenas y en las malas, con Mason he compartido mis alegrías, mis tristezas, mi dolor, mis decepciones, desilusiones, mi felicidad, él alegra mis días grises, sabe cuándo algo anda mal en mí, y eso me gusta.

Nos conocimos cuando su familia se mudó frente a la casa de mis padres, yo tenía diez años en ese entonces. Mis padres, al igual que otros vecinos, decidieron hacerle una bienvenida y ahí nos conocimos.

Años después, Mason era el típico chico popular y mujeriego en la escuela. Pero quien no se derrite ante su bella sonrisa. 

Sabía que ya nada sería igual, desde el día en que él estrechó mi mano, mandando una pequeña corriente por todo mi cuerpo hasta la punta de mis pies. Me volví tan dependiente de él, que me negué muchas veces a darme la oportunidad de conocer a alguien más. Siempre estuve ahí, como una sombra, en la oscuridad, pues igual y él siempre me ha visto como su mejor amiga, nada más, y es lo que más me duele. Pero, prefiero eso, a perderlo.

Viviendo un amor entre letras |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora