13🔮

137 22 3
                                    

Las gotas, el viento y las hojas continuaban con su bella danza, mientras el joven de cabellos rojizos observaba debajo del paraguas cómo estás golpeaban el suelo.
El camino hacia su casa era silencioso, solo prestando suma atención a el sonido de la lluvia.
Se sentía feliz, muy a pesar del clima que se empañaba en hacer todo aburrido.
Se había acomodado el sobretodo de manera que sus brazos y espalda estuviesen bien cubiertos del frío, el abrigo ahora se sentía aún más cálido que desde el momento en el que él cazador se lo colocó sobre los hombros.

Una sonrisa se formó en su rostro al momento de recordar quien le había dado el abrigo y el paraguas.
Giró la sombrilla sobre su mano ocasionando que las gotas sobre este salieran disparadas. Se encontraba alegre.
Aquella persona que aceleraba su corazón de manera alocada le había pedido disculpas nuevamente y esta vez le había dejado una sombrilla y un sobretodo.
Al llegar a la puerta de su casa, se quitó el abrigo, casi como si hubiese recibido de el una descarga eléctrica y lo guardó de inmediato dentro de su mochila, sin importarle si arrugaba algunas hojas al hacerlo.
Cerró con cuidado el paraguas y tomando las llaves de uno de sus bolsillos abrió con suavidad la puerta.
Su madre se hallaba en la sala con una taza de café reposando sobre sus manos y no se había percatado de su presencia. Aprovechó para subir a su habitación lo más rápido que sus piernas se lo permitían llevando consigo el paraguas negro del cazador.

Al entrar en su cuarto, se recostó contra la puerta y le colocó el seguro.
En aquel instante se sentía tranquilo.
Guardó el paraguas dentro del armario y sacó del interior de su mochila, el abrigo negro.
Se sentó sobre la cama y examinó el sobretodo minuciosamente; en el aún permanecía el aroma del perfume del cazador. Un perfume verdaderamente delicioso para él.
Fue observando bolsillo por bolsillo hasta encontrar algo que realmente llamó su atención; en el pequeño bolsillo del interior del abrigo se hallaba una pequeña tarjeta.

- Cazador de Brujas Jung HoSeok - leyó en voz alta observando las letras rojas sobre la tarjeta blanca - dirección y número telefónico - añadió rozando con sus dedos el papel.

Un sonrojo se formó en su rostro al recordar el rostro de Jung HoSeok y aquel beso que le había dado de imprevisto la noche que le había confesado abiertamente que soñaba con él.
Aunque tan pronto como dejó de pensar en ello, el sentimiento de culpa y tristeza se apoderaron de su corazón, al recordar que él sabía lo que HoSeok era, pero que el contrario no sabía ni tenía idea de que él era un brujo. Y no era cualquier brujo, era el supuesto hijo de la Luna Sangrienta.
Guardó la tarjeta en el bolsillo de su pantalón y se dirigió a su baño para tomar una tranquila y relajante ducha.
Templó el agua y arrojó dentro de ella el jabón líquido y salió del baño para buscar sus ropas.

Antes de poder ingresar nuevamente a su baño, escuchó sobre su puerta tres suaves golpes.

- TaeHyungie - la voz de su madre tras la puerta le erizó los vellos y corrió lo más rápido que pudo para guardar el abrigo dentro del armario - ¿Estás ocupado hijo? - preguntó luego de mover el picaporte.

TaeHyung le quitó el seguro a la puerta y la abrió para darle paso a su madre a su habitación.

- Hola madre - la saludó seguido de una reverencia.

- ¿Cómo estás pequeño? - preguntó acunando el rostro de su hijo en sus frías manos.

- Estoy bien, solo un poco cansado - contestó el joven soltando un ligero suspiro.

- No me dí cuenta que llegaste y cuando subí tu puerta está con seguro - le comentó su madre realizando una mueca de reproche en su rostro - ¿Por qué la cerraste TaeHyungie? - preguntó sin ningún tipo de vergüenza.

- Estaba por bañarme madre - respondió casi a regañadientes, por tener que darle explicaciones sobre el porque su puerta tenía cerrojo - y como no quería molestarte decidí poner el seguro - mintió y le enseñó una sonrisa un poco forzada.

- Jamás serás una molestia para mí, pequeño - habló la mujer mientras lo observaba a los ojos - es mí deber saber cómo estás, como te sientes o si necesitas algo - continuó mientras se acercaba a la puerta - así que no vuelvas a ponerle seguro a la puerta, ¿Está bien? - añadió mientras cerraba tras de ella la puerta y lo dejaba solo en su cuarto.

TaeHyung se arrojó a la cama y observó detenidamente el techo.
¿Por qué de todas las madres que conocía, justamente a él debía tocarle la más rara y extraña de todas?
Se repetía aquella pregunta constantemente, pero aquella vez su madre había sobrepasado los límites.
¿Cómo podía pedirle qué no colocara el seguro en su puerta? ¿Cómo tendría entonces su privacidad?, si ella tenía la libertad de entrar cuando quisiera.
Respiró profundamente y se frotó el rostro con las manos, suspirando aún más cansado que antes.
Lo había asumido. Jamás sería un humano normal.
No solo por el echo de que era un brujo, sino por el simple echo de tener una madre, lo bastante rara, como para pedirle qué no le colocara el seguro a su puerta.

Se levantó pesadamente y se dirigió al baño.
El agua tibia rozando sus cabellos y su piel lo relajaría bastante.
Cerró la puerta tras de sí, y comenzó a desvestirse poco a poco maldiciendo internamente por el frío del ambiente.
Entró en la bañera y recostó su cuerpo sobre el ahora tibio mármol, el agua continuaba caliente y aquello era aún mejor para él.
Reposó su cabeza sobre la cerámica de la pared mientras sentía como su cuerpo adquiría la cálidez del agua, poco a poco sus ojos comenzaron a cerrarse hasta caer en un suave sueño.

- ¿Cómo de entre todas las personas, me elegiste a mí? - preguntó con una sonrisa en su rostro mientras sentía las suaves caricias sobre su cabello.

- Yo no te elegí, te lo aseguro - respondió la voz mientras le regalaba una sonrisa.

- Entonces ¿Cómo explicas el que siempre nos encontremos por coincidencia? - preguntó con curiosidad.

- Quizás es eso, una simple coincidencia - habló el contrario sin dejar de realizar caricias en su cabello.

- Yo no creo en las coincidencias - agregó formando un puchero con sus labios - yo creo que es el destino - afirmó observándolo a los ojos.

- ¿Ah sí? - preguntó el contrario acercando su rostro al de él.

Sus ojos se iluminaron al ver frente a él al hombre que amaba.
Aunque en aquellos momentos lucía menos aterrador de lo que le habían echo creer cuando apenas era un niño. Sus ojos y cabellos del mismo color negro oscuro que lo cautivaban, aquella sonrisa bella acompañada de esos hoyuelos y esa manera dulce de alegrarle el día más oscuro.
Aunque había algo extraño, aquella vestimenta no era para nada igual a la que solía vestir. Y su forma de actuar tampoco era la misma.

- ¿Sucede algo TaeHyungie? - escuchó la suave voz de HoSeok mientras se levantaba de sus piernas para observarlo a los ojos.

- Ahh... ¿Qué? - preguntó confundido.

- Amor, ¿Seguro estás bien? - aquella pregunta estaba cargada de preocupación - estás más pálido que aquel día en el que nos casamos - le aseguró acunando su rostro y depositando un casto beso en sus labios.

TaeHyung se despertó de golpe por el sueño y se sintió mareado.

Algo le sucedía con el cazador HoSeok y no estaría tranquilo hasta no averiguar qué era.

Cacería De Brujas [HopeV] ✧\(>o<)ノ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora