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Las lágrimas recorrían sus mejillas como grandes cascadas. No podía detenerlas y eso era lo que más lo hacía enojar.

Sabía que probablemente su Hyung comenzaría a reír a carcajadas en cualquier momento, pero lo sorprendió el recibir solo silencio por parte del pálido.

- Sabes que al tratarse de niños me es imposible reírme - habló el mayor sacando al menor de sus pensamientos y obligándolo a mirarlo - seré un gran brujo y tal vez muchos crean que soy un desalmado, pero hay muchas veces en las que desearía ser un humano ordinario - añadió observando el cielo.

TaeHyung continuaba en la lucha de frenar sus lágrimas. Su pecho dolía y sentía una fuerte presión sobre el. Como si mil hierros calientes traspasaran su piel y llegaran hasta su blando corazón. No podía creer aún todo lo que había escuchado de la boca de su Hyung.
Ni siquiera Yoongi, que era uno de los brujos más peligrosos que conocía llegaría a cometer tal acto.

- ¿Cómo puede ser qué alguien soporte tanta carga en su corazón Hyung? - preguntó el menor limpiando sus lágrimas con el dorso de su mano.

- Eso es lo que te sorprende de los humanos TaeHyungie - habló el mayor con un claro nudo en su garganta - muchas veces los humanos inocentes y puros son los que tienen las peores vidas - continuó - cargan sobre sus hombros y corazones; dolores, mentiras, traiciones, muertes, tristeza y aún así dibujan sonrisas en sus rostros que te llevan a pensar en que no se merecían tales sufrimientos - añadió guiando su mirada al menor.

- Yo no podría soportar tanto Hyung - respondió el pelirrojo admirando el pasto del lugar - antes deberían arrancarme el corazón y estrujarlo frente a mí para que consiga una muerte rápida - concluyó posando una mano sobre su pecho.

- Yo creo que aún hay muchas cosas que nos quedan por aprender de los humanos y su asombrosa capacidad de sonreír a pesar de tener el corazón destrozado - habló el pálido chasqueando sus dedos para que la nube desapareciera.

La tarde llegó más rápida de lo que TaeHyung esperaba. Y mientras contemplaba los rayos del Sol iluminar el verde césped del parque y calentar su cuerpo se imaginaba su vida como un humano ordinario.
Yoongi se despidió y se encontró solo en aquel parque.
Comenzó a jugar con sus dedos, cubriendo y descubriendo su rostro dando paso a los rayos para que calentaran su rostro.

Decidió acercarse a uno de los árboles y recostarse sobre el utilizando su mochila como una almohada improvisada.
El cálido Sol y la suave brisa pronto lo acunaron hasta sumergirlo en un profundo sueño.

- ¿TaeHyung? - su nombre se escuchaba tan hermoso acompañado de aquella dulce voz que le era imposible no sonreír.

- Ah, regresaste - habló con un tono adormilado en su voz - creí que me abandonarias aquí - una sonrisa se dibujó en su rostro a pesar de no abrir los ojos aún.

- ¿Cómo podría dejarte aquí? - preguntó la voz con un dejo de preocupación - no podría hacer eso, o estaría renunciando a un pedazo de mí alma en el proceso - continuó acercándose hacia el joven de cabellos rojizos.

- Ya HoSeok no bromees de esa manera, no es gracioso - protestó el menor incorporándose de su antigua posición y abriendo rápido sus ojos para encontrarse cara a cara con el de cabellos negros.

- No bromeo - aseguró la otra voz tomando la forma del cazador de brujas - lo digo en serio - continuó mientras se sentaba al lado del joven - no me atrevería a abandonarte, no podría hacerlo - concluyó.

- ¿Y eso por qué sería? - preguntó adoptando la posición anterior, pero colocándose de perfil admirando el rostro de su acompañante.

- Porque eres importante para mí TaeHyung - habló HoSeok imitando su posición y observando el rostro del joven frente a él - eres mucho más importante de lo que puedo llegar a aceptar - añadió acercando su mano hasta el rostro del menor.

- ¿Qué tan importante? - preguntó el muchacho sintiendo la calidez de la mano contraria sobre su mejilla.

- Muy importante - susurró el cazador dejando suaves caricias sobre el rostro ajeno - eres especial para mí, todo tú eres especial - continuó, dejándose llevar por los sentimientos que invadían su corazón en aquel momento.

- Quiero saberlo - suplicó curioso el de cabellos rojizos, sintiendo como sus mejillas se coloreaban y los latidos de su corazón iban en aumento - dímelo por favor - suplicó una segunda vez.

- Eres todo lo que quiero en este mundo TaeHyung - suspiró acercándose al rostro del menor - te extraño cuando te vas, aunque solo sean treinta minutos, te anhelo, a sabiendas de que te tengo solo para mí, celo de ti a pesar de saber que tus labios jamás han probado otros que no sean los míos, me enloquece verte sonreír y saber que soy la causa de tus sonrisas hace que mí corazón se acelere - su rostro se encontraba tan cerca del contrario que lograba sentirlo respirar - ¿Quieres que te diga más? - preguntó rozando los labios del menor con los suyos.

- HoSeok - suspiró TaeHyung en un hilo de voz.

- Dime pequeño - lo alentó el cazador.

- Bésame por favor - aquello sonó tan inaudible que una pequeña sonrisa se dibujó en los labios del contrario.

Sus labios atraparon los del pelirrojo en un beso sumamente suave, dulce y apasionado.
Solo eran ellos dos. Nadie más se hallaba en aquel lugar. Nadie que intentara detenerlos o alejarlos. Nadie que dijera que aquello era prohibido. Solo eran dos almas que se entregaban a aquel sentimiento desconocido para ambos, pero que los había atrapado desde aquella primera vez que se habían visto. Solo eran dos seres unidos por algo más allá de las creencias ridículas de aquel pueblo.

Solo eran ellos dos.

HoSeok y él.

Él y HoSeok.

Solo ellos dos.

La brisa fría y el dolor en su espalda lo hicieron despertar.

Aquello había sido extraño. Demasiado.

Se arregló la mochila sobre los hombros, acomodó su uniforme y se encaminó a su hogar. Debía de inventar una buena excusa para su madre. O podría decirle la verdad acerca del castigo.

Del otro lado del pueblo, una persona despertaba alterada y realmente sorprendida por el extraño sueño que había experimentado.
Gotas de sudor bañaban su frente mientras el corazón le latía rápidamente.

El sabor dulce de unos labios ajenos, pero extrañamente familiares se hacía presente en su boca. Su mano se guió instintivamente hacía sus labios y pudo sentir nuevamente aquel dulce sabor.

Era su sabor.

Era el sabor de el joven de cabellos rojizos.

Cacería De Brujas [HopeV] ✧\(>o<)ノ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora