capítulo 10: Pensamientos... ¿pervertidos?

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-Papá... -murmuré casi en un susurro.

-Estás preciosa. -sonríe y se acerca a mí.

-¿Qué haces aquí? -me crucé de brazos, y me alejé unos pasos.

-Vine a visitarlas. ¿Dónde están Chelsea y Piper? -pregunta en una sonrisa.

-No. -lo corté de inmediato. -No vendrás a verlas cuando tú quieras hacerlo. Desde hace ocho años no te vemos, y no puedes aparecer... así como así, fingiendo que nada pasó. -tragué el nudo en mi garganta.

-Chloe, te llamé siempre. -un hilo de dolor se cruza en su voz.

-Una llamada no quita el hecho de que nos abandonaste y no viniste a visitarnos jamás, porque pusiste a Rose y a Larissa antes que a tu verdadera familia. -apreté mis dientes.

Los pasitos de Chelsea aparecieron en la cocina, y se detuvieron al ver a ese hombre que se encontraba frente a sus ojos verdes. Ella me observó extrañada y nuevamente observó al hombre frente a sus narices.

-¿Recuerdas la hisotria que te conté sobre nuestro padre?, es él. -hice lenguajes de señas mientras me agachaba a su altura. -Es nuestro padre.

-*¿Papá?* -mueve sus labios y frunce sus cejas.

-Por Dios... -a papá se les cristalizan sus ojos al notar que lo mamá y yo le ocultamos; que Chelsea es sorda. -Yo... no tenía idea... -niega con su cabeza dolido. -Nadie nunca me dijo nada sobre esto...

-Puedes abrazarla, pero luego te irás.
-ordené firmemente.

Papá se acerca a su hija, y la apretuja en un abrazo mientras algunas lágrimas caen por sus mejillas. Chelsea lo cubre en un abrazo, sin importarle que él la hubiera abandonado cuando solo tenía un año de edad. Me acerco hasta ellos y tomo a Chelsea en brazos, para alejarla de nuestro padre.

-Tuvo un accidente cuando jugábamos en un árbol. Resbaló y golpeó su cabeza. Los médicos dijieron que no hay nada que puedan hacer. Dejó de hablar ya que no puede oír su voz y se confunde demasiado. -hablé con un nudo en mi garganta.

-Lo siento. -murmura limpiando sus pequeñas lágrimas que por primera vez no parecen ser de cocodrilo.

-Yo y Piper ya pasamos por la peor parte en la que necesitábamos a nuestro padre. -dije. -Pero Chelsea no tiene por qué pasarla, así que por favor ven más seguido a visitarla. -pedí en casi un susurro.

-Claro, por supuesto. -asintió con su cabeza de forma desperada, y sonrió con un brillo en sus ojos. -Adiós, hijas.

Su cuerpo desapareció por la salida, y bajé a Chelsea de mis manos para darle un leve golpecito en su espalda, indicando que vaya a jugar con sus juguetes.

Le sonreí forzadamente y observé el cuerpo de Piper reposado sobre el umbral de la puerta de la cocina. Sus ojos estaban un poco cristalizados, y me observó dolida.

-¿Cómo pudiste pedirle que venga a ver a Chelsea? ¡¿Acaso olvidaste que nos abandonó?! -pregunta, acercandose furiosa.

-Piper, tú y yo sabemos lo feo que es ser adolescente sin poder tener recuerdos de nuestra niñez con un padre. -ladeé mi cabeza. -Él todavía está a tiempo de formar parte de la infancia de Chelsea, ella lo necesitará. -tomé una de sus manos.

-Lo odio... -negó, y dejó salir un lágrima.

-Lo sé. Y lo siento tanto. -la cubrí en un abrazo. -Pero Chelsea no tiene por qué pasar por lo que pasamos nosotras. -acuné su rostro y le di un pequeño beso en su frente.

-Lo sé, lo sé. -asintió con su cabeza y limpió sus lágrimas. -¿Qué dirá mamá? -levantó sus cejas.

-¿Acerca de qué? -Tessa aparece en la sala, y deposita su bolso sobre la mesa. -¿Por qué lloras Piper? -se acercó preocupada a su hija y tomó su rostro. -¿Qué hiciste, Chloe? -frunce sus cejas y me observa enfadada.

Tenemos Un Trato. [Completada]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora