capítulo 30: ¡Las locas ideas nunca faltan!

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Estoy completamente frita. Mi video tiene más de medio millón de reproducciones en cualquier lugar en el que pudiese estar. Todos y cada uno de ellos dicen cosas horribles y cada una de ellas, mentiras.

Chloe Gardner, ¿problemas de furia?

La hija de Euan Gardner ataca violentamente a su hermanastra.

Larissa es brutalmente atacada por Chloe en medio de una fiesta dirigida por Euan.

¡Oh, vamos!, no la golpeé tan fuerte... Es decir, arañe su nariz y rompí su labio, y a lo mejor me quedaron algunos de sus mechones de cabellos en mi mano, pero no fue para tanto.

De todas formas la prensa se volvió loca y no paran de subir fotografías mías en el hombro de JJ. Algunos periódicos y revistas hablan sobre una posible relación secreta entre Jared y yo. Lo cual era verdaderamente ridículo.

—Te veo en casa. —Piper sale de la habitación junto a Emily.

—No, no, no... —negué, mientras seguía revisando las notificaciones en mi teléfono.

—¿Estás bien? —JJ se levantó del suelo, y me observó extrañado.

—¡No, no, por supuesto que no estoy bien, Jordan! —grité. —¡Estoy en todos lados!, ¡mi padre debe estar furioso, va a... asesinarme!

—No puede ser tan malo. —me quitan el teléfono, y sus ojos revisan la pantalla con fluidez. —Problemas de ira, relaciones secretas, Chloe ebria... —comienza a leer en voz alta todas las noticias.

—¡Debo irme!

Me levanté corriendo de la cama, y fui directamente al baño que había dentro de la misma habitación.

Abrí la puerta, y solté un grito al verme en el espejo, mi rostro con su maquillaje corrido de lugar, y ni hablemos de mi cabello totalmente desaliñado.

—No puedo salir se esta forma. —dije.

Salí del baño, y vi a Jared sentando en la cama, colocándose unos vaqueros.

—Espera. —se levantó, y caminó hacia su armario, abrochando el botón de su pantalón.

Me lanzó muchas prendas al rostro, y las señaló indicando que me las pruebe. Las observé desconfiada, y comencé a revolver entre todas las cosas, en busca de algo que me quede.

—Esto es extremadamente grande. —levanté unos vaqueros, examinandolo.

—Siento no tener ropa de chica en casa, es que por si no lo habías notado, no es cosa de todos los días traer a una chica a mi habitación luego de haber evitado que asesine a su hermanastra en una fiesta, ¿sabes?

—Tus boxers... —susurré al tener una idea. —Dame uno de tus boxers. —levanté mi vista y asentí con mi cabeza varias veces, segura de mi misma.

—¿Qué? —me observó extrañado.

—Quítate.

Lo hice a un lado, y abrí uno de los cajones para comenzar a revolver y encontrar algo que me queña.

—¿En serio estás hurgando en mi cajón de ropa interior? —se queja.

—Al parecer sí. —continué buscando.

Y encontré lo que buscaba. Tomé unos boxers negros que me quedarían bien para utilizar como shorts y evitar que se viera mi propia ropa interior.

—Como sea, puedes quedártelo. —le quita importancia, y se dirige al baño a cepillar sus dientes. —¡Sólo no te masturbes imaginando que yo soy quien los usa!

Tenemos Un Trato. [Completada]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora