Epilogo

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Cinco años después.

Ni viviendo mil años en Gusu Lan Wei WuXian se acostumbraría a sus horarios para despertar.

Mucho menos tras haber llegado el día anterior de Yummeng. Venia de su visita mensual a la secta Yummeng Jiang donde apoyaba a su hermano como maestro de los discípulos menores.

Y aparte Lan WangJi no le había tenido piedad cuando lo tuvo de regreso, aunque de eso no se iba quejar. Sí lo había extrañado mucho en ese tiempo.

Vio la cinta de la frente atada en su muñeca y entonces se levantó con prisa, ganándose mucho dolor en las piernas. Si ya había salido el sol y Lan WangJi no estaba eso quería decir que se fue sin llevar completo su uniforme.

¿Cómo permitiría que su queridísimo Lan WangJi se presentara a sus compromisos tan informal?

-Joven maestro, buenos días-le saludó el joven discípulo, pidió permiso para entrar y dejarle una bandeja de comida. -Hanguang-Jun tuvo que salir hace poco por un llamado, pidió que le trajera esto.

-Muchas gracias. -con eso el discípulo se despidió y Wei WuXian haciendo un puchero se fue a desayunar.



Al terminar de comer se vistió como era debido, uso su cinta de la frente tomó su espada y fue a la salida de la Profundidad de las Nubes. En el camino se encontró con Lan JingYi y Lan SiZhui quienes iban a asistir a una clase para una demostración.

-Maestro Wei, no pudimos recibirlo ayer bienve... espere, ¿ya se va?

-Lan Zhan se fue sin mí, iré a buscarlo. -explicó corriendo de prisa a la entrada.

- ¡Pero señor no corra!

-JingYi, no grites por favor.



Wei WuXian no tardó mucho en llegar al área ya que había usado a suibian. Al llegar la guardo en su funda y camino hasta la entrada del supuesto pueblo que Gusu Lan había ido a revisar.

El pueblo estaba vacío.

Wei WuXian decidió sacar de nuevo su espada y trato de identificar cualquier presencia con poder espiritual. No podía encontrar a Lan WangJi, ¿ya se había ido?

Probablemente habían llegado tarde. Camino por la calle principal y muy arriesgado de su parte gritó buscando a cualquier persona. Después de varios minutos sin respuestas entro en las casas, posadas, reviso todo.

En la calle principal no había nada, pero en calles más pequeñas y en ciertos lugares por dentro había manchas de sangre. Se convenció de que algo malo había pasado cuando encontró un cuerpo cortado a la mitad.

Con una luz de emergencia en mano fue a la salida, pensando que así Lan WangJi iría junto a él. Justo un par de metros antes escucho algo. Muy sutil, pero ahí seguía.

Era un lloriqueo, ¿sería un espíritu? ¿Podía haber espíritus perdidos tan pequeños? Había espíritus perdidos de niños que murieron muy inocentes y se encontraban perdidos, pero no de uno tan pequeño.

Se convenció de que lo estaba imaginando y que debía mejor salir a buscar a los discípulos de Gusu Lan hasta que esos quejidos se transformaron en un llanto ruidoso.

Era un bebé.

Sin perder tiempo corrió de nuevo dentro, se movió entre las calles y concentró su audición a todos los edificios para localizarlo más rapido.

Cuando creyó encontrar el lugar, ya solo eran quejas lo que escuchaba. Probablemente se había cansado de llorar. Vio un par de cuerpos a un lado en la habitación y pensó en lo peor.

WangXian - La Melodía Final de ChenqingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora