Preludio

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La vida de E. Goldssom cambia radicalmente con la muerte de su hermano mayor.

No deseaba recordar la última conversación que compartieron, porque fue un intercambio de palabras nada amables donde ambos terminaron en malos términos.

Cuando asistió a la lectura del testamento no estaba del mejor humor y su estado empeoró al saber que se quedaría con todos los bienes, ingenuamente pensó que la familia de la mujer de su hermano tomaría posesión de todo, pero al parecer esta no se encontraba interesada en la pequeña fortuna Goldssom.

Él era distante y muy calculador, su paciencia tenía un límite y eso se reflejaba en cada una de sus acciones pues tenía muchas reglas que cumplir.

Estaba listo por dar concluida aquella reunión amarga hasta que el abogado leyó una cláusula del documento y lo único que sintió fue un gran escalofrío recorrer su cuerpo.

Todo estaba por cambiar y no estaba preparado para el rumbo que tomaría su vida.

En un pueblo a miles de kilómetros de ahí, hacía un día fresco cuando ella decidió ir al parque como todas las tardes, le gustaba observar a las personas, desde ancianos jugando ajedrez hasta niños correteando por todo el lugar, intentaba no reflexionar mucho en como se sentía mientras se mecía en uno de los columpios viejos.

Estaba buscando una vía de escape, algo que la hiciera salir de su minúscula ciudad donde todos sabían su historia y la miraban de forma acusatoria. Su familia la apoyaba aunque a veces sentía que la trataban como si fuera de cristal, uno de esos que tienen una pequeña fisura que con tan solo un golpe se rompería al instante.

Necesitaba hacer algo pronto, se conocía y a pesar de que fuera una persona resiliente no deseaba hacer una escena donde toda su cordura se fuera por el caño y terminará con un título peor al que ya tenía.

Había pagado un precio muy alto, conocía lo que era el dolor mejor que nadie, vivía con esa sensación todos los días desde aquella fatídica noche, así que se levantó, respiro profundo y empezó a idear un plan que la llevara lo más lejos de su tormento personal.

Al final, los cambios traían cosas buenas, ¿No?

Aquello Que OcultamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora