Capítulo 26

134 15 3
                                    

Eros

Las dos últimas semanas se convirtieron en un yendo y viniendo de un lugar a otro, no tuve ni un momento para el trabajo y me toco (a mi pesar) delegarle todo a uno de mis trabajadores más confiables.

Cuidar de mis sobrinos quitaba más tiempo del que me imagine, llegaba un punto en que no podía mantener mis ojos abiertos y terminaba durmiéndome en una de las camas junto a ellos.

Admiraba más a la niña de 13 años, parecía tan fácil verla haciendo su trabajo y la verdad es que resultaba un poco complicado cuidar de cinco niños a la vez.

Lo bueno es que la locura pasó y por fin estábamos en casa, los niños aunque no lo dijeran se sentían más tranquilos con ella alrededor. Eva transmitía calma y una energía positiva innegable. Extrañaba compartir con ella los silencios del hospital donde me dejaba tomarle la mano mientras esperábamos noticias buenas, tal vez no eran las mejores condiciones pero nos manteníamos unidos.

El toque de la puerta hizo que alzara la vista, me topé con sus grandes ojos y a pesar de la sorpresa por verla intente mantener una expresión serena.

—Buenos días, toma asiento — señale la silla acolchada y me ubique en mi asiento— ¿A qué se debe tu visita?

—Buenos días Señor — observó todo el lugar y al final arrugo la nariz disgustada, otra persona que no le gustaba el despacho — eh... vine... porque...— podía notar su nerviosismo.

—Astrid antes de que prosigas, quiero agradecerte por tu ayuda con los niños — soltó un suspiro aliviada — me salvaste más de una vez.

—Oh no hay de qué, son niños muy buenos, tiene que estar orgulloso — asentí — igual tuve ayuda de Clare y Patrick — al nombrar mi mejor amigo note como su tono de voz se dulcifica un poco, ya no se le ve tan molesta como antes.

—Sí, a él no le voy agradecer nada, me lo debe — mi comentario le dio gracia, ya que sonrió débilmente — disculpa por interrumpirte, prosigue.

—Me preocupa Eva —intente no alarmarme aún — algo no anda bien con ella y sé que no dirá nada porque es muy terca.

—Ayer con los niños se le veía feliz... pensé que al estar con ellos, se iba a relajar un poco— estaba conteniéndome para no ir a buscarla y exigirle respuestas.

—Sí sus sobrinos son una perfecta distracción, pero al final no le ayuda estando en esta casa... — no dejaba de mirar sus manos nerviosa — lo que pasó hace dos semanas fue algo muy traumático para todos... siento que fue más fuerte para ella .

—Nathan es quien casi muere, quien lo paso realmente mal fue él — deje claro mi punto.

—Oh Dios no sea tan bruto — abrió de forma exagerada sus ojos y luego me dio una mirada llena de vergüenza— lo siento — esta mujer cuando quería podía mostrar su verdadera personalidad — no soy psicóloga señor pero puedo notar como Eva no toma bien el sentimiento de pérdida.

— ¿A qué te refieres específicamente?

—Perder a un ser querido es un dolor inimaginable — asentí — por como la vi aquel día llorando, dudo mucho que Eva sepa controlar sus emociones en ese tipo de situación — suspire — quiere a estos niños como si fueran suyos, lo de Nate la toco muy hondo... anoche tuve que dormir en su habitación y a pesar de que yo sí dormí, sé que ella no lo hizo — su mirada mostraba preocupación — ¿no ha notado que no suelta a Nathan para nada?

—Pensé que su actitud era normal — negó lentamente.

—Tiene miedo y no la culpo, porque yo estaría peor — miro todo el lugar antes de mirarme nuevamente — si no me preocupara no perdería tiempo en hablar con usted señor, sé que si habla con ella y le demuestra que estará bien, le creerá o hará un intento en creerle.

Aquello Que OcultamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora