Capítulo 22

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Miraba con cierto recelo el asiento vacío, los niños como toda mañana estaban ya enérgicos para empezar el día, mientras yo me sentía como una verdura vieja, arrugada y sin ánimos de existir.

Bueno, eso si las verduras tuvieran sentimientos.

—Tal vez hoy deberíamos jugar futbol todos — comentaba Isak con emoción mientras sus hermanos lo veían como si tuviera dos cabezas, solo a él le apasionaba tanto el deporte.

Estaba concentrada en darle la comida a Nathan, mordía el biberón con fuerza y eso calmaba un poco su malhumor, desde hace días sus encías han estado fastidiándolo, eso era lo que lo tenía tan mal.

¡Alguien pronto tendría sus primeros dientes!

Según internet ese proceso es lento y puede empezar a partir de los 6 meses, Nate va a su propio ritmo, tiene 8 meses y en menos de dos semanas cumplirá otro mes, al igual que yo en la casa. El tiempo pasaba rápido cuando uno estaba muy ocupado.

Me desconecté por un momento, solo pude dormir 2 horas antes que la alarma de Astrid sonara, necesitaba buscar mi teléfono en el jardín.

Sabía que ya era tarde cuando Eros decidió mostrarme su estudio secreto, pero al ver esa parte que escondía con tanta fuerza, sentí la necesidad de sacarlo de su zona de confort y hacer que creara algo, lo mejor fue cuando no opuso resistencia.

Estaba apoyada en su hombro viendo como trazaba cada línea con el ceño ligeramente fruncido pero todo su cuerpo estaba relajado, a veces acariciaba mi mano, una que estaba descansando en su pierna. Conocer esa parte suya tan tranquila y amable fue maravilloso, pero claro Eros tenía que cerrar la noche con broche de oro.

El beso.

Ese bendito beso inesperado, ¿estaba loca por golpearlo y no disfrutarlo?, seguramente sí, es solo que había imaginado tanto como sería la primera vez que nuestros labios tuvieran contacto, su forma tan imprevista me sentó muy mal.

Fue como si todo el hechizo de la noche cayera y otra vez me diera cuenta que era una víctima de sus impulsos.

—Evie, ¿Qué deseas hacer hoy?, es fin de semana — la voz de Alek me hizo volver al presente, los niños me miraban esperando una respuesta.

—Podemos pasar un día tranquilo en la piscina — mire de reojo a Frey, estaba jugando distraído con sus peces de goma — Clare puede preparar una merienda muy deliciosa para todos, ¿les gusta la idea? — Todos asintieron, incluso Frey quien seguía jugando — entonces luego de comer, reposaremos e iremos a la piscina.

Mire nuevamente hacia el asiento vacío, supongo que Eros estaba molesto conmigo, pues yo también con él.

~*~

Los niños estaban en la habitación de la diversión, dejando muy claro que Alek estaba a cargo mientras volvía. Caminaba hacia la cocina con calma, le había dicho a Clare mis planes y su respuesta fue un Cuenta conmigo.

—Linda Eva — no sé de donde había salido el cabeza de zanahoria — quiero decirte que tienes mucha fuerza para ser tan pequeña — en ese momento me percaté de la bolsa de hielo en sus manos.

— ¿Tiene la mejilla inflamada? — ¿sentía culpa?, ni un poco.

—No... — se lo pensó un momento — solo tiene marcada tu mano en su mejilla — empezó a reírse — tuvo que haberte cabreado mucho Eva.

—No es gracioso, es tu mejor amigo, ¿Por qué no lo apoyas?

—Porque lo conozco y a veces no piensa antes de actuar el muy terco — negó con diversión — iré a llevarle lo que me pidió antes de que se moleste aún más, me he burlado toda la mañana— me hice a un lado.

Aquello Que OcultamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora