Capítulo 6

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Sentía como mi cuerpo quemaba, incluso al respirar un dolor insoportable se posaba en mi pecho. No perdí tiempo en hacerlo notar, solté un quejido.

Calma Eva, todo pasara pronto y te sentirás mejor.

Negué varias veces con mi cabeza y tan solo hacer el más leve movimiento provocaba sensaciones horribles.

¿Qué pasa?, ¿Dónde estoy? dije con voz rasposa, mi garganta dolía.

En el hospital, te comunicaste conmigo diciendo que no te sentías bien y fui corriendo a buscarte, te prometo que estarás bien.

No hagas promesas que no sabes si se cumplirán — dije molesta - ¿Mama...?

Todos vienen en camino Eva, solo debes aguantar. Sé la chica fuerte de la que estoy enamorado.

Quería golpearlo, sus palabras no me animaban mucho y lo hubiese hecho, pero en ese momento sentí un dolor desde mi columna hasta el vientre.

Me duele... ¡Porqué me duele! — grite a punto de llorar.

No sé qué ocurría, sin embargo sentía que mi cuerpo se partía en miles de pedazos.

Por unos segundos hubo calma, luego empezó el caos.

Había muchas personas a mí alrededor, me levantaron y después sentí que estaba acostada nuevamente. No sé a dónde me dirigía pero cuando se detuvieron, una luz casi me deja ciega y solté un quejido.

 ¿Qué hago aquí? No podía abrir mucho los ojos, pesaban una tonelada — Steven, ¿Dónde estás?

Hay que bajarle la fiebre  dijo una voz que no reconocí — sin embargo vamos a operarla, tomaré el riesgo, busca al cirujano de guardia.

¿Qué riesgo?

¿De que hablaban?

¿Por qué no podía decir nada?

La voz desconocida, volvió a hablar.

 ¡Hasta que no salgamos de aquí nadie hablara con el señor Prescott!— escuche a lo lejo Eva necesito que resistas no se sí asentí, pero era lo que estaba tratando de ordenarle a mi cuerpo hacer  no creo que sobreviva, está perdiendo mucha sangre.

Lo último que logre escuchar fue un inquietante llanto...

Desperté agitada, estaba empapada en sudor y mis manos se encontraban aferradas a las sabanas como si mi vida dependiera de esa simple acción.

Al ver donde estaba, ordene a mi mente calmarse.

Todo fue una pesadilla, solo eso.

Me levante para ir al baño, me observe en el espejo y note como las lágrimas caían por mis mejillas. Negué varias veces como si eso ayudaría a sobrellevar la situación, lave mi rostro un par de veces y a pesar de que tenía los ojos rojos, ya no habían lágrimas.

Estaba por volver a la cama hasta que el llanto se hizo claro, me quede congelada mirando aterrada hacia el espejo, por un momento pensé que seguía en mi pesadilla, sin embargo luego de agudizar mi oído comprendí que si había alguien llorando.

Y su llanto era muy fuerte, parecía cabreado.

Seguramente uno de los niños se había despertado.

Sacudí mi pijama de conejitos brillantes y salí de la habitación, el llanto venia de una de las habitaciones, camine con cuidado sin hacer mucho ruido. Lo menos que necesitaba era al señor perfecto con unos de sus sermones y un montón de niños molestos con mirada acusatoria.

Aquello Que OcultamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora