—Esa mujer entro como si el despacho fuera suyo — dije antes de darle un mordisco a mi manzana — cabello lacio y largo, negro como el carbón, piel pálida, labios pintados de un rojo intenso, traje blanco a la medida y tacones de 15 centímetros que podían dejarte tuerta de una patada... una mujer muy imponente sin duda.
Le comentaba a Astrid sobre mi primera impresión de la señorita Zimmerman, necesitaba hablarlo con alguien y ella me transmitía la confianza suficiente, si no se lo decía terminaría explotando por retención de información.
—A mí me causo miedo tan solo su presencia, el ambiente de la casa cambió cuando entró y luego cuando fui a llevar unos bocadillos que el señor Goldssom pidió, ella estaba riéndose pero él se veía muy incómodo, parecía que su mente estaba muy lejos del despacho.
¿Estaría pensando en lo que casi ocurre?
Me fue imposible conciliar bien el sueño, en mi mente se repetía una y otra vez lo que pasó en ese bendito despacho.
—Ella se presentó como su "Amiga" —recalqué las comillas con mis dedos varias veces, todavía tenía media hora antes que los niños se despertaran — incluso le reclamó como novia celosa por cancelar su cita.
—Pareces muy interesada — Astrid calentaba un poco de agua en la tetera — hasta pareces molesta con la señorita Zimmerman por interrumpirlos.
—Es de mala educación interrumpir, además nuestra conversación era de suma importancia, hablábamos sobre Alek, bueno, más bien discutíamos — la vi servir con mucho cuidado el agua en dos bonitas tazas y coloco un sobre de té verde para ella y té rojo para mí, al parecer Clare le dijo de mi obsesión con esa bebida caliente.
—Eso parece ser lo suyo, discutir — reí, al menos no era la única que lo pensaba— aunque sus discusiones no sobrepasan los límites.
—Casi no besamos — solté de repente, tenía que decirlo sino las palabras me asfixiarían.
La taza tembló en su mano temblorosa y su miraba mostraba cierta sorpresa, todavía yo estaba sorprendida por lo que casi pasa.
—Eva... Dios... no — negó varias veces con su cabeza — si traspasas la delgada línea entre jefe/empleado, saldrás perjudicada — me entregó la taza con cuidado— ¿querías ese beso?
—No... tal vez — estaba confundida — es que todo paso muy rápido, en un momento estábamos gritándonos y en otro nuestros rostros estaban así de cerca Astrid — hice una demostración con mis manos — y no lo sé... ver sus hipnotizantes ojos marrones y su boca rosada entreabierta— la rubia tenía una combinación de miedo y sorpresa en sus ojos azules — de mi mente no sale lo que casi pasa— bebí de mi taza disfrutando el líquido caliente — pensaras que soy una idiota — me lamenté.
—Solo estás atraída, es un hombre muy guapo — asentí — no pienso que seas idiota, eres una buena chica por eso no quiero que salgas lastimada — había tristeza en su mirada azulada — no tengo idea de cómo es el señor Goldssom, sin embargo, es el jefe y no es bueno meterse con ellos — su mano de forma inconsciente fue hasta su cicatriz al notarlo la bajó rápidamente — ellos son quienes tiene más poder al final, ¿por eso te interesaste tanto en Hela?
—Sí, solo que no por Eros — sé que no me creía mucho — sino por los niños... si esa mujer es su novia tiene que compartir con sus sobrinos y si no le agradan, no funcionara, es lo que pienso.
— ¿Cero celos? — Asentí — entiendo que te preocupen los niños, tienes una conexión envidiable con ellos, si quieres saber de ella solo googleala como las personas normales — soltó una pequeña risa.
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Aquello Que Ocultamos
RomanceUn trabajo, una nueva oportunidad, fue lo que pensé cuando el apellido Goldssom llegó a mi vida. No solo fueron nuestros caminos los que se cruzaron sino también nuestros secretos. Y aquello que ocultamos resultó ser una pieza decisiva en el juego...