15. Esta condición se extendió a algo mucho mayor que una cena.

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15. Esta condición se extendió a algo mucho mayor que una cena.

1

—¿En verdad esta era la condición? —me susurra, Christian, cuando mamá va a la cocina para ver si la cena ya está lista—. ¿Que viniera a cenar contigo y tu madre?

—Por supuesto —Apoyo los codos en la mesa, observando sus hermosos ojos celestes. No puedo creer que esté en la misma mesa conmigo, en mi casa, a punto de cenar junto a mí y a mamá—. ¿Acaso crees que fue algo no debido invitarte a mi casa a cenar?

—No, para nada —Menea la cabeza, negando—. Pensé que era algo más distinto.

—Y yo pensé que no aceptarías —Me ve pensativo con esos hermosos ojos—. ¿Cuál creías que era mi condición?

En ese momento mamá llega e irrumpe, llevando los platos con comida a la mesa, tan feliz como solo ella, —Ya está listo la cena mis amores. Decidí hacer estofado de res por que Alice me dijo con anticipación que tendríamos un invitado especial.

—Me agrada tu madre —me dice Christian sin preocuparse de que ella lo escuche.

—Le agrada a todos los que la conocen.

—Por supuesto, mi vida —espeta ella, tocándome el mentón; va a la cara de Christian—. Y tú Christian, eres bienvenido nuestro humilde hogar.

—Gracias doña...

Mama lo calla, con el dedo índice, —No me digas doña que apenas estoy en la flor de la juventud.

Giro los ojos por el comentario; y la cara de Christian se enrojece. Se ve tan... ¡TIERNO! —Bueno entonces, muchacha Mchale ¿Le parece bien?

—Señorita, por favor —bromea mamá, a veces creo que se cree más joven que yo—. Y trátame de "tú".

Christian asiente. Seguidamente metemos cuchara a nuestros platos; y yo no puedo dejar de ver a este chico, es como si la emoción de que esta aquí es demasiado grande para resistirla.

Me descubre, viéndolo así que la pena hace de las suyas; siento su sonrisa en el ambiente, luego ve a mi madre, —Está deliciosa la comida, señorita Mchale.

—Claro por que la hice yo —responde mamá, arqueando la cejas. Yo con los ojos bien abiertos le pido que por favor no exhiba mi dificultad de cocinar ante Christian. Me ve, y entendiendo al instante—. Aunque Alice me gana cocinando otro tipo de platillos.

Christian va a mi cara, curioso, —No sabía eso de ti, Alice.

Enseguida arrugo mi expresión; Christian baja la mirada; ¿Qué va a saber uno del otro si sólo vivimos como perros y gatos? Mamá nos ve extrañada; y a continuación: un silencio incómodo.

—Debo decir que me sorprendió esta visita —Destruye el silencio mi madre, intencionalmente—. Me tomaron por sorpresa.

—Sí es que... —decimos en unísono. Nos vemos a la vez, y entonces dejo que él hable. Mamá no va hacer hincapié en lo que vaya a decir por que ya le conté todo de anticipado— invité a mi cumpleaños a Alice, pero le puso una condición a mi invitación. Y esa condición es que yo venga a cenar contigo y con ella.

—Pues hizo bien por que... —Dejamos de comer para escucharla— necesitará compañía esta noche.

Quiero arrojar el bocado que tengo en la boca, pero me obligo a pasármelo en seco; eso no me lo esperaba. ¿Compañía esta noche? ¿A qué cojones se refiere?

La línea de visión de Christian se dirige de ella hacía mí con una expresión confundida, luego nos volvemos para verla; Pela los dientes como niña pequeña, —Saldré un rato.

El Juego de Las Apuestas © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora