39. Me voy a sentir bien conmigo misma luego de hacerlo.

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39. Me voy a sentir bien conmigo misma luego de hacerlo.

1

—¿Entonces tienes el plan pero no lo quieres decir por que aún desconfías de mí?

Steph saca unos lentes de su gaveta y extiende su brazos para ofrecérmelos. Los tomos, y cuando me los pongo noto que son casi igual a mi medida.

—Sí, Steph.

—Debería sentir mal en estos momentos, pero lo de la desconfianza es entendible —Voltea los ojos—. Lo que no me gusta es que no cumpliré ningún papel en dicho plan por qué ni siquiera lo conozco y yo te quería ayudar.

Le toma la mano, —Déjamelo a mí, ya sé lo que tengo qué hacer.

Asiente no tan convencida. Después sonríe y chasquea los dedos con ocurrencia, —Yo ya sé de quienes me voy a encargar —«¿De quiénes?», le pregunto con la mirada—. De sus queridos amiguitos. Cómo recompensa a lo mala que fui contigo haré que paguen por fastidiarte la vida desde que entraste al Elit. De paso haré que paguen por fastidiarme la vida a mí también.

La idea no me hace sentir satisfecha. Steph se puede estar metiendo a la boca del lobo al quererse vengar de ese trío de alacranes.

—No tienes por qué hacerlo...vas a salir perjudicada y...

—¡No, Alice! —exclama con seriedad, deteniéndome—. Ya me harté de que se metan con nosotras y que nadie les ponga un alto. Además, ¿Quién dice que yo voy a meter mano en el asunto?

—En eso tienes razón. Pero, ¿Cómo piensas hacerlo?

Steph se da la vuelta rápidamente. Y corre hacia su ropero para bajar una alcancía que tenía arriba. La deja caer al suelo, en el espacio que hay entre medio de ambas, haciendo que se rompa en pedacitos y que el montón de monedas que llevaba en su interior se rieguen.

—Voy a pagar por un trabajo —dice, sonriendo con malicia—. Yo no voy a meter mano en nada. Ya lo verás.
Aún no estoy convencida de que sea buena idea pero no puedo obligarla a no hacerlo.

Me visto con una sudadera y pantalones flojos por que la ropa de Steph así me queda. Parezco loca, pero eso no importa en estos momentos. Al anochecer salgo de la casa para ir directo a la mansión Collins, sí, mi plan lo requiere.

Gracias al taxi consigo llegar en cinco minutos. Por la parte de atrás encuentro al portero que siempre vi durante el tiempo que viví aquí, entonces me abre las puertas de la forma mas amable posible. Esto es una ventaja.

Sin dejarme ver de nadie más doy con la habitación sótano en la que dormí unos días. Adentro parece estar igual a como la dejé la última vez, esa es otra ventaja por que gracias a ello encuentro el celular que antes guardé aquí mismo.

Salgo igual a como entré. El viento frío me eriza la piel por enésima vez, y decido conseguir lo que me hace falta para completar el plan, mañana. Al regresar a la casa de Steph me tiende una colchoneta al lado de su cama.

Ahí acurrucada por una sábana esponjosa me duermo. Lo último que pienso es: ¿Qué será de mí cuando pase mañana? El Juego ya habrá finalizado y mi objetivo de dejar sin nada a Christian ya lo habré cumplido.

Lo más probable es que me termine odiando a morir, y yo me quede sin más opciones que regresar con mamá, quien me reprochará la muerte de mi abuelo durante toda mi vida por qué se dará cuenta que lo mío con Christian fue en vano.

Me resigno a la idea y dejo de llorar. Atormentándome no voy a revertir las cosas.

2

El Juego de Las Apuestas © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora