32. Deseo que nada ni nadie nos separe nunca.

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32. Deseo que nada ni nadie nos separe nunca.

1

—¡Y a la ganadora es Alice! —grita Charlie con su voz de presentador. Christian, Harry y yo lo vemos, confundidos—. Estábamos jugando el juego de las miradas.

Enseguida, Harry y yo, entendemos que está cubriendo nuestra locura.

—¡Sí! —exclamo "feliz", me alejo un paso de Harry, y aplaudo—. ¡Gané!

Harry asiente "sonriendo" Todos volteamos hacia Christian, quien nos ve silenciosos, y su expresión no dice nada. «¡Que nos haya creído! ¡Que nos haya creído, por favor!», ruego desde mis adentros.


Blanquea los ojos, —A veces creo que son muy infantiles.

Le digo gracias con la mirada a Charlie. Él me cierra el ojo ligeramente.

—Bueno, creo que me voy a comer —se despide, Harry y se va casi corriendo a la cocina.

Christian se me acerca, me besa ligeramente. Los nervios aún no se me quitan, pero parece no notarlos. Luego sube las escaleras, diciendo: —Iré a cambiarme para que almorcemos juntos en tu habitación.

Cuando se pierde al final de las escaleras, corro a Charlie para abrazarlo fuerte. Mis brazos son demasiado delgaduchos en comparación con los suyos. Sí que es musculoso.

Se echa a reír, y me rodea ligeramente con sus brazos. Me suelta y yo me aparto, un tanto incomoda.

—Lo siento —Creo que exageré demasiado al abrazarlo. Además él no es las personas que pierden el orgullo.

—No tienes nada qué agradecer —Saca su sonrisa de lado—, aunque sí me tendrás que agradecer algo más adelante.

—¿Qué? —Me confundo.

—Los golpes que le voy a dar a Christian si algún día llega a lastimarte.

Me asombro y a la misma vez la cara se me pone roja. No me esperaba esto de él, —¿Por qué tanta sobreprotección hacia mí?

Blanquea los ojos de broma, —Es obvio que desde que eres novia de Christian e hiciste amistad con mis otros hermanos te me volviste alguien de la familia —De pronto me comienzo a sentir orgullosa—. Y todo aquel que se meta con mi familia, aún siendo familia le doy su merecido.

—Gracias, Charlie —le digo sonriendo con suma gratitud—, pero no creo que Christian y yo tengamos más problemas de los que hemos tenidos. Y aún si lo tuviéramos no me gustaría que lo lastimaras.

—Sí que te pasas de buena, pero no te estoy pidiendo tu autorización para protegerte.

Da la vuelta, y se va por donde vino, dejándome sola en la sala. Pensé que él era distinto, pero estaba equivocada. Me he ganado su cariño, a su manera, pero lo he hecho.

2

—¿Así que hoy te vas de aquí?

Me pregunta Christian mientras almorzamos. Asiento masticando un pedazo de chuleta. Su expresión se torna deprimida.

—No quería que eso sucediera.

Le toco la mano un tanto nostálgica. No es que yo quiera irme de aquí, pero será lo correcto. Además, siempre voy a estar viniendo.

—No me voy lejos —Me ofrece una mirada de insatisfacción. Luego recuerdo que debía preguntarle algo—. ¿Dónde andabas hoy?

—Haciendo un depósito de mi padre en el banco —Bebe un sorbo de jugó con la pajilla. La suelta—. Shelsea era quien se encargaba de eso, pero ahora mi papá me ha dejado a mí mientras ve a quien más consigue.

El Juego de Las Apuestas © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora