14. La amiga de Alice va a caer fácilmente.

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14. La amiga de Alice va a caer fácilmente.

1

—Son malas amigas por que no me invitaron a la reunión —dice Steph tratando de no soltar más llanto. «¡¿Por esa razón llora?¡» Esta chica me preocupa cada vez más—. ¿Por qué, ah? ¿Por qué no lo hicieron? 

A continuación: un silencio donde las demás cruzamos miradas con el ceño fruncido. Estamos asombradas por la actitud de Steph aunque esa conducta es propia de ella.

—¡Oh, Steph! —exclama Audrey, entonces, fingiendo estar triste. Es quien debe responde por que es su casa ¿No? —. Es que te buscamos en el Elit con las chicas y no te encontramos, pero tú sabes que eres bienvenida a mi casa, amiga.

—¿En serio? —Steph deja de llorar, a veces me siento mal por ella, pero cuando recuerdo lo mala que es ese pesar se va—. ¿Entonces puedo entrar?

—¡Uy no! —le responde con cierta lamentación, Audrey, sí que es buena fingiendo—. Precisamente ahorita mismo acaba de terminar la reunión de amigas.

Steph se echa a llora de nuevo, Audrey la abraza, falsamente, pero lo hace para contentarla, —No llores, ¿Sí? Pronto haremos otra reunión y tú serás la invitada especial. Te lo prometo.

Steph asiente al tiempo que hace pucheros, como la niña infantil que es.

Cuando llego a casa mamá no se encuentra ni en la cocina, ni en su habitación, ni en la sala. De seguro se fue a la tienda a comprar comida por que la lacena se está quedando vacía.

Subo a mi habitación luego de cenar, tiro el bolso en mi cama, y me pongo a ver las estrellas por la ventana grande de mi cuarto. De la nada comienzo a recordar lo que Audrey nos dijo a Bonnie y a mí, en la reunión de hace un momento, antes de que Steph llegara.

«...de un día para otro dejamos de ser las más inadaptadas del Elit y nos empezamos a relacionar con chicos guapos que de pronto se nos acercaron. Eso no me huele bien. Es como si fuéramos parte de...».

—¿Del El Juego de Las Apuesta? —me respondo espantada y en voz alta.

Meneo mi cabeza de un lado a otro para desparecer esa idea aterradora de mi cabeza, luego retrocedo a la cama, y me echo a dormir. Si acaso yo fuera parte del juego de las apuestas estoy segura que no sería con Christian.
Ningún Collins puede participar, eso es lo que al menos sé del manual del juego que se encuentra en la biblioteca.

Pero, ¿Mis amigas corren el riesgo de ser parte de ese juego? Por supuesto, y creo que no puedo hacer nada por ellas sin estar segura de que mis sospechas sean ciertas.

2

El día siguiente, mamá me despierta con la bendita música de siempre; abajo, me la encuentro agitando su cuerpo al ritmo del sonido, —Ven a bailar conmigo nena.

Niego rotundamente con la cabeza, pero ella que no puede insiste; tira de mi mano para llevarme al centro de la sala, me quedo parada como estatua, —Sabes que no me gusta esa música por que me recuerda el día de la fiesta y a Christian.

—Lo sé, pero ¿sabes algo? Para que uno pueda superar sus miedos, debe afrontarlos, así que a bailar.

No pues yo lo sabía, pero este miedo es un miedo diferente que no se puede quitar ni bailando; mi madre guiña un ojo, y después de tanta insistencia me convence; a regañadientes me muevo con los mismos pasos que ella.

Sigo el ritmo de la música que me atormentó durante toda esta semana, la misma que me hizo ser popular en el Elit y que me recuerda la desilusión con Christian. Ahora hay una nueva razón por la que me sigue incomodando escucharla:

El Juego de Las Apuestas © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora