Dos;

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En el momento en que habló, descubrí a quien pertenecian esas pequeñas manos.

- La inteligencia no es lo tuyo, se nota. Si tapas a una persona los ojos con la mano, es imposible que vea, ¿lo sabes?

Apartó sus manos de mis ojos y, como yo había supuesto, Nerea se encontraba detrás mio.

- ¿Sorprendida de verme Lana? ¿Supongo que no esperabas que fuera yo verdad? 

- ¿Sorprendida de ver una cara tan fea? No, cariño. Y si, ya sabía que eras tu, esa voz de pito no sale de cualquier pico.

Nerea era una chica de mi edad, de mi instituto, aunque nunca había sabido de su existéncia hasta que se empezó a meter con mi hermana.

- Siempre igual de graciosa. Pues mira, yo voy a ser directa. Quiero que tu hermana se aleje de Andy, ya sabes que, el otro dia se encariñaron mucho, así que, que se aleje de el.

- ¿Qué mierdas me estas contando? Tienes novio Nerea, pobre Aaron cuando se entere de que su novia va detrás de otro chico, y más si ese chico es Andy, que penosa llegas a ser.

Lo último que hico antes de irse, fue enseñarme el dedo corazón. Así de estúpida era. Me volvi a poner los cascos, pero otra vez, unas manos volvieron a tapar mi cara. Iugh.

- Nerea hija, esos modales, que una ya se cansa de tener tus sucias manos en mi preciosa cara..- dije volviendo a quitar las manos. 

- Así que tengo las manos sucias... Juraría habermelas limpiado. ¿Que ha pasado con Nerea?- Dijo Diego sentándose a mi lado 

- Hey. No me ha hecho nada.- dije - no te esperaba. Se ve que estabas muy a gusto al lado de Carlota, ¿o no es así, Diego? 

-   No me llames así. Y no te equivocas.

- A mi no me pones celosa con esa puta amor.

- No soportaba la idea de que ese estúpido malgastara tu tiempo.

- Pues me voy a ir con mi mejor amigo, porque no quieres que malgaste mi tiempo con un estúpido, ¿verdad?- Le planté un beso en la mejilla y me fuí con Andy, que acabava de llegar

- ¿Nos vamos?- dijo ofreciendome el casco con la bandera de Gran Bretaña.  

- No, ella se queda. No se va a ir contigo.- Dijo Dieego poniéndose de pie.

- No te lo crees ni tú.- Quería a Andy, pero siempre tenía que entrar en todos los meollos. 

-  No voy a malgastar mi tiempo con un idiota, como tu has dicho.

Me despedí de Diego que observaba a Andy con enfado. Ahora me habían hecho elegir, duro para él, pero la victoria se la lleva Andy. Cuando llegamos al campo de futbol, nos sentamos en un banco: 

- Y, ¿ has vuelto ha hablar con Leyre?.  

La tal Leyre, es mi hermana, melliza, por lo que significa que ni en físico ni en nada nos parecemos, solo pasamos nueve meses metidas en el mismo espacio vital desarrollándonos 

- Pues sí, dice que esta confundida, que lo que pasó entre nosotros fue muy raro...- Respondió Andy. 

- ¡Venga ya! Andy!- Solté una carcajada.- ¡La conoces desde que eramos pequeñas! Le gustó aquel beso aunque fuera por error. Se dejó llevar. Lo único que quiere es que le insistas. Y tu odias ir detrás, ¿cierto?- Dije recordando que el odiaba que yo fuera detrás de Drave

- Si, odio ir detrás, pero esto es diferente. ¿Como sabes que le gustó?

- Pues por la simple razón de que  estuve 9 meses con ella ahi dentro. Tuvo que ser insoportable

Y así transcurrió la tarde. Andy me llevó a casa cuando faltaba un cuarto de hora para las diez y lo invite a entrar. Estar sin padres en casa es un lujo.

- Lana.

- Dime, Andy

- ¿Si me caso contigo podremos vivir en esta casa? 

- Em... si, supongo.

- Pues ve haciendo los preparativos de boda mi amor. Me quiero casar contigo

- Eres idiota. Tira para arriba tonto. La boda más adelante, quien sabe, a lo mejor hacemos reformas y es más grande.

- Lo que faltaba, que fuera más grande.

Le di una patada en el culo. Tuve que estirar mucho la pierna, ya que el era una cabeza más alto que yo.

- Au, me has hecho daño, Lana.- Dijo tocandose el corazón.

- ¡Si te he dado aquí!.- Dije dándole una palmada en el culo.

Me encantaba la amistad que teniamos, eramos como hermanos. Estabamos todo el día discutiendo, el siempre estaba en mi casa. Te podías levantar y verlo desayunar cuando aún no había nadie despierto. Andy era increíble. Cuando nos abrazabamos mi cabeza quedaba en su pecho, y su mentón apollado en mi cabeza. Podía aspirar su colonia, que tanto me gustaba. Mi armario estaba lleno de camisetas suyas, que impregnaban las otra ropa con su aroma. Cuando Andy se quedaba a dormir, dormiamos juntos, el me abrazaba y yo me hacía pequeña. Nos despertábamos con una guerra de almohadas y  en verano el acabava en ropa interior en la piscina, igual que yo. No teníamos ninguna vergüenza. Nos habíamos criado juntos básicamente. Me esperaba en la parada del autobús cuando llegaba tarde. Así llegabamos tarde los dos y la bronca era más pequeña. Compartíamos todo. Los helados, los bocatas. Si a mi no me gustaba mi comida, el me la cambiaba, aunque tampoco le gustara a él. Nos dabamos cortos besos en la boca al despedirnos, le hacía bromas continuamente, como aquella vez que se quedo a dormir a mi casa, y dormimos en el jardín. Cogí su colchón (esa noche descubrí que tiene un sueño muy profundo) y lo tiré a la piscina. Al día siguiente tuvo una pesadilla y del susto se metió de pleno en la pisicna. El me la devolvió, como cabía esperar, cuando estaba haciendo una pizza y me puso salsa super picante y la lengua me quemaba.

Esa amistad con Andy, no la cambiava por nada. Por nada en el mundo. Nunca jamás. Porque el y yo, de pequeños, nos habíamos prometido un "para siempre", cuando, a los 10 años nos compramos unas pulseras y hicimos que nuestros padres nos las grabaran con : "Para siempre" la suya y "Jamás nos separaremos" la mía.

En ese momento toqué mi muñeca, ahí estaba la  pulsera que tanto quería. Esa en la que nos prometimos un para siempre. Un para siempre que durará, eso, para siempre.

But you love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora