Eres tú otra vez

Parte siete

Bebí hasta el último sorbo de mi quinta cerveza, había sido un día muy estresante y necesitaba relajarme un poco. Aunque Sam no había dejado de preguntarme sobre Evan, lo que hacía realmente difícil tranquilizarme, al parecer él no era de su agrado, jamás lo había sido y el que hoy me trajera a casa, le había generado más desconfianza.

—Debe estar detrás de tu buscando un trato especial en su entrevista.

Esas eran las cosas que decía aunque yo no creía ninguna de ellas, aunque tampoco tenía claro porque lo había hecho, al principio creí que hablaríamos sobre el asunto en el comedor de empleados, luego mis pensamientos cambiaron y creí que íbamos a discutir lo que yo había hecho, pero solo condujo hasta aquí en silencio, incluso me había acompañado hasta la puerta de mi casa, sin que yo se lo pidiera, no fue hasta el tercer golpe en el brazo que Sam detuvo su interrogatorio, seguimos bebiendo hasta tomar doce cervezas cada uno, tome mi celular y el escribí a Elena, quería saber si estaba bien en Chicago pero imaginaba que debía estar durmiendo, al menos podía responderme mañana a primera hora. Desperté una hora antes de ir a trabajar, lo que significaba que no tenía demasiado tiempo, hoy tendría un recorrido guiado por la empresa, por el señor Lee, más tarde tendría una reunión con el Vicepresidente que no me entusiasmaba demasiado.
Técnicamente yo no trabajaba para esa compañía, así que esta ves busqué un conjunto más ligero, era una mañana fría por lo que escogí una blusa manga larga, de color rosado pálido, unos jeans un poco flojos con unas zapatillas, me puse mi brazalete y un abrigo largo de color café claro que llegaba hasta las rodillas, me arriesgué al aceptar conducir mi escarabajo hasta el trabajo, por suerte este no me traicionó dejándome tirada en una acera, aunque mi auto rápido desentonó con todos los demás en el parqueo, me aleje rápido de él para que nadie me identificara. Tome el ascensor hasta el piso principal y mi dirigí a la cafetería, una vez estando allá llame a Chloe para que me ayudara a subir cafés para todos, ella me descubrió los gustos de cada uno, aunque ella ignoró por completo a su jefe, decidí comprar uno extra antes de que ella llegara. Mientras esperábamos nuestro pedido Chloe me confesó que se moría de la curiosidad, por saber cómo había terminado mi situación con su jefe, creo que todos los que estuvieron presente sentían lo mismo.

—No pasó nada, creía qué tal vez se enojaría conmigo pero, creo que prefirió ignorarlo.

—Yo habría muerto del miedo y la vergüenza — dijo sacudiendo la cabeza de un lado a otro.

—Créeme que también me asuste un poco, pero al final no sucedió nada.

—Tienes suerte, en mis dos primeros meses aquí estaba asustada con lo frío que puede llegar a ser a veces, aunque no se debe a su familia.

—¿Que quieres decir con eso?

—Sus padres son muy amorosos, son amigables y caritativos, todo lo contrario a su hijo, incluso llegue a pensar que podría ser adoptado.

Solté una pequeña sonrisa antes de recoger nuestro pedido, yo había crecido en un orfanato hasta los diez años, y era algo que no le deseaba a nadie ni siquiera a mi peor enemigo, solía pensar porque mis padres biológicos me habían abandonado, mientras veía como todos mis amigos eran adoptados, hasta que un día una pareja llegó un día de diciembre, ellos cumplían todos los requisitos para adoptar, solo tenían que escoger un niño, aún recuerdo ese día como si fuera ayer. Una mujer de cabello afro me tocó el hombre y me preguntó mi nombre, yo estaba sentada en una esquina de la sala de juegos sin hablar con nadie, detrás de ella un hombre me miró con una sonrisa enorme, aún sigo sin saber que vio mi madre en mi ese día, desde entonces me habían criado como su hija, junto a su único hijo biológico Scott, que era cinco años mayor que yo, después de conocerlos jamás volví a preguntarme por mi madre biológica, había encontrado una familia que me amaba y me había aceptado, no necesitaba nada más.