Parte treinta y ocho

31 4 0
                                    

—Charlie querida que gusto verte.

Si la mansión de Evan era hermosa, al propiedad de su familia era dos veces más grande y lujosa, casi hacía parecer que su hijo vivía de manera humilde y que yo, vivía debajo de un puente rocoso. Maggie nos recibió con una cálida sonrisa, lo que me provoco un dolor en medio de las costillas, ella saltó sobre mi para darme un abrazo fuerte y cálido, su hermano a diferencia solo la llamo por su nombre y nos rodeó evitándonos, Maggie me tomó del brazo y me llevo hasta la enorme sala donde estaban sus padres, por un momento me dejé vencer por la belleza del candelabro colgando sobre nosotros, debía parecerles gracioso ver como mis ojos se movían de un lado a otro, cada vez que algo brillante y enorme captaba mi pobre atención. Jillian que era igual de calida que su hija me saludó de la misma forma.

—Vaya eres una chica muy linda — sus ojos dulces me inspeccionaron de pies a cabeza —sin duda eres muy diferente a Verónica, eres mejor, no podía creer cuando Evan nos dijo que nos acompañarías.

—Fue de último momento espero que no les moleste.

—En vez de molestarnos nos alegra mucho, todos en la familia estaban sospechando que a mi hermano le gustaban los hombres — dijo Maggie detrás mío, su padre le hizo un gesto para que se callara.

—¿No deberías estar en Canadá ahora mismo? — Evan estaba que podría matar a su hermana con la mirada.

—Mi vuelo no sale hasta las nueve de la mañana, solo iba a pasar a despedirme de mamá y papá, pero cuando me llamo y me dijo que Charlie vendría estuve apunto de cancelar mi vuelo.

—En dos horas sale el próximo, yo mismo podría llevarte al aeropuerto.

—Jajaja muy gracioso vamos Charlie déjame darte un recorrido.

Y como si fuera una niña pequeña Maggie me arrastro por toda la casa, cada tanto saltando detalles  importantes sobre Evan y de lo testarudo que era, la verdad es que cada segundo me encantaba más esta chica, podría escucharla toda la noche, hablando de cosas que llamaban su atención.

—Mira esta es mi foto favorita de Evan — los dos estaban sentados en una banca, Maggie lo sujetaba del cuello obligándolo a estar a su lado.

—¿Por que no hay fotos de ustedes dos de bebés? En todas parecen estar al rededor de los quince años.

Su sonrisa desapareció casi de inmediato, como un amargo recuerdo.

—Si bueno perdimos todas esas fotos en un incendio en nuestra primera casa, todo registro de nuestra infancia se quemó junto a todo lo demás, pero no traigas el tema a la mesa, a ellos no les gusta recordarlo, es un poco doloroso.

Maggie intentó quitar de mi mente esas palabras, atrayéndome hasta la biblioteca de la casa, pero estaba segura que durante mi investigación, jamás escuché sobre un incendio en su familia, de haber ocurrido habría algún registró, pero si la memoria no me fallaba no existió tal cosa, pero por otro lado ellos habían ocultado a su propia hija y solo los amigos más cercanos a la familia lo sabían, aún así sentía qué tal vez lo que me había dicho no era verdad.

—Tengo que confesarte algo Charlie, me alegra mucho que estés cerca de mi hermano, hace mucho que no lo veía tan feliz, ademas se que ha estado visitando a mis padres más seguido lo que es un alivio, eres una buena influencia en él.

—¿Puedo preguntarte cómo era Evan de pequeño?

—Bueno, nunca fue muy cariñoso o expresivo, siempre se encerraba en su cuarto a leer libros, a pesar de que yo le pedía que jugara conmigo, después de lo qué pasó fue muy difícil que él se abriera con nosotros.

Eres tú otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora